Desde su invención, los semáforos han guiado el flujo vehicular con sus luces roja, ámbar y verde. Sin embargo, la evolución tecnológica y la irrupción de los vehículos autónomos han impulsado la necesidad de adaptar estas señales a los nuevos tiempos. En este contexto, surge la incorporación de una cuarta luz blanca en los semáforos, una innovación que ya se vislumbra en ciudades como Madrid.
1El origen de la luz blanca en los semáforos
La propuesta de agregar una luz blanca a los semáforos proviene de un estudio realizado por la Universidad Estatal de Carolina del Norte, en Estados Unidos. Este estudio sugiere que, en intersecciones donde predominan los vehículos autónomos, la luz blanca podría activarse para permitir que estos automóviles se coordinen entre sí, optimizando el flujo de tráfico. Los conductores de vehículos tradicionales, al ver la luz blanca, deben simplemente seguir al vehículo que tienen delante, facilitando una circulación más eficiente y segura.
En Madrid, concretamente en la Plaza de Castilla, se ha observado un semáforo que incorpora una cuarta luz. Sin embargo, según fuentes del Ayuntamiento de Madrid, este semáforo no está relacionado con la regulación de vehículos autónomos ni con la luz blanca propuesta en Estados Unidos. La cuarta luz en este caso tiene una función diferente y no está destinada a la gestión del tráfico autónomo.