Los semáforos, tal como los conocemos, han sido una constante en nuestras vidas desde el siglo XIX. Con sus tres colores típicos—rojo, verde y amarillo (o ámbar)—han regulado el tráfico de manera eficiente en todo el mundo, desde España hasta Japón y Estados Unidos. Sin embargo, estamos a punto de presenciar una evolución significativa en su diseño con la incorporación de un cuarto color: el blanco. Esta innovación se debe a los avances en tecnología de vehículos autónomos, particularmente en Norteamérica.
2La fase blanca: cómo funcionará
La propuesta de incorporar una luz blanca en los semáforos, denominada «fase blanca», está diseñada para aprovechar la inteligencia de los vehículos autónomos. Durante esta fase, los vehículos autónomos tomarán el control del flujo de tráfico en las intersecciones, guiando a los vehículos no automatizados de manera más eficiente.
Cuando los vehículos autónomos se aproximen a una intersección, la luz blanca se encenderá, indicando a los conductores de vehículos no automatizados que deben seguir al coche que tienen delante. Este sistema permitirá un paso más fluido y seguro a través de las intersecciones, reduciendo el riesgo de accidentes y mejorando la eficiencia del tráfico.