Las señales de tráfico han sido una forma fundamental de comunicación dirigida a los ciudadanos desde tiempos antiguos, teniendo sus raíces profundas en la época del Imperio Romano, cuando se estableció una extensa red vial para facilitar el movimiento dentro del vasto territorio imperial.
Con la llegada de la era industrial y el auge del automóvil y el petróleo, la velocidad se convirtió en una característica distintiva del transporte, lo que llevó a la necesidad de desarrollar un conjunto diverso de señales de tráfico comprensibles no solo localmente, sino universalmente.
El cumplimiento de estas, por parte de los usuarios de la vía se ha convertido en una norma general, ya que proporcionan un lenguaje común a través del cual se pueden interpretar las reglas de circulación, asegurando así la orden y seguridad en las carreteras públicas.
3Una señal para los bomberos
En los últimos años, algunos municipios han adoptado una nueva señalización, como es el caso de Leganés, en Madrid, desde 2016. Una señal en particular ha llamado la atención incluso de los residentes más asiduos, que no logran descifrar su significado. Y es que, detrás de ese aparentemente simple cuadrado amarillo con una cruz en su interior, yace un mensaje crucial para la seguridad vial.
Este enigma amarillo indica la ubicación de los hidrantes para los vehículos de extinción de incendios. Pero no es solo un adorno en el asfalto; esa pequeña línea amarilla que se extiende desde el cuadrado hacia la toma de agua es vital para los equipos de emergencia. Les indica el lado exacto donde conectarse a la red de abastecimiento, facilitando así su rápida intervención en casos de incendio.