Tu coche podría considerarse como una máquina perfecta. Está preparada para aguantar el paso de los años y los kilómetros, por mucho que le metamos caña de la buena y que seamos testigos de esa tralla. Sin embargo, debido al desgaste de sus piezas y que, a veces, el mantenimiento que hacemos no es el más adecuado, precisamente, pueden aparecer averías que nos arruinen un viaje… o el trayecto al trabajo.
En algunas ocasiones, sabemos que algo le pasa a nuestro coche porque se comporta de una forma rara y distinta a lo habitual. Quizás en este caso vemos venir los problemas… pero, en otras ocasiones, sabremos que algo sucede gracias a los testigos luminosos con símbolos, que pueden ser de color amarillo o rojo, y que nos avisan de posibles fallos. Presión del aceite, la batería, el motor… La avería puede estar en muchos lugares.
3¿Testigo rojo? Llama a asistencia
Si el testigo de avería es rojo, llama a la asistencia. Esto lo debes tener muy claro y no valen excusas. Hay asociado un nivel de peligrosidad de la avería que se relaciona con los colores de los discos de un semáforo… y el rojo sabemos que no puede significar nada bueno.
Los testigos de color rojo nos indican que tengamos mucho cuidado porque la anomalía es grave, y debemos detener el vehículo lo antes posible, aunque siempre intentando que sea de la forma más segura. Seguidamente, como hemos comentado, mejor no demorarse en llamar a la asistencia.