Tu coche podría considerarse como una máquina perfecta. Está preparada para aguantar el paso de los años y los kilómetros, por mucho que le metamos caña de la buena y que seamos testigos de esa tralla. Sin embargo, debido al desgaste de sus piezas y que, a veces, el mantenimiento que hacemos no es el más adecuado, precisamente, pueden aparecer averías que nos arruinen un viaje… o el trayecto al trabajo.
En algunas ocasiones, sabemos que algo le pasa a nuestro coche porque se comporta de una forma rara y distinta a lo habitual. Quizás en este caso vemos venir los problemas… pero, en otras ocasiones, sabremos que algo sucede gracias a los testigos luminosos con símbolos, que pueden ser de color amarillo o rojo, y que nos avisan de posibles fallos. Presión del aceite, la batería, el motor… La avería puede estar en muchos lugares.
6Mira el manual del fabricante si tienes dudas
Aunque nos gustaría, no existe una ley que obligue a todos los fabricantes a tener el mismo tipo de luces de avería en el coche. Detalles como la ubicación, el tamaño y la forma pueden variar ostensiblemente de una marca de coches a otra. Por este motivo siempre debes mirar el manual del fabricante para conocer todos y cada uno de los testigos y qué significan. No vaya a ser que te quedes tirado el día menos pensado.