Este es el nuevo Subaru Impreza Sedán, un modelo que nace completamente desde cero y que se convierte en el primero en utilizar la recién estrenada plataforma modular que ha ideado la firma nipona, la cual servirá de pilar central para desarrollar sus nuevos productos.
Nuevos motores sobrealimentados
Tecnológicamente será más avanzado que el modelo al que reemplaza. A ello contribuye esta nueva plataforma que le permite ser más ligero, más rígido y más seguro que antes, además de que estrenará nuevos asistentes a la conducción y propulsores más eficientes, aunque por el momento no se han desvelado sus detalles, pero es de suponer que estrenará las mecánicas de gasolina ya vistas en los nuevos Subaru Levorg, que mantienen su naturaleza bóxer de cilindros horizontales, pero que añaden la sobrealimentación a un bloque de 1.6 litros. Más adelante incluso podrían llegar nuevos propulsores diésel, además de versiones híbridas.
Lo que no faltará en ninguno de ellos es su afamado sistema de tracción Symetrical All-Wheel Drive, que será de serie.
Más largo, ancho y bajo que antes
Lo que no llama tanto la atención de este nuevo Subaru Impreza Sedán es su aspecto exterior, el cual nos ha dejado helados por su sencillez, más si tenemos en cuenta el impresionante diseño del que hacía gala el Subaru Impreza Concept que fue presentado en el pasado Salón de Los Ángeles. Si se compara con el actual Impreza Sedán, el nuevo tiene mas distancia entre ejes, ya que pasa de 2.644 a 2.669 milímetros, por lo que ganará espacio para sus ocupantes. También es ligeramente más largo (41 milímetros), más ancho (38 milímetros) y más bajo (10 milímetros), por lo que este nuevo Subaru Impreza Sedán mide 4,63 metros de largo, 1,78 metros de ancho y 1,45 metros de alto. En Nueva York también veremos la versión de cinco puertas, que se sumará a la oferta de Subaru en breve.
El diseño interior también presenta un aire continuísta, pero estrena nuevas pantallas centrales para el sistema de navegación y entretenimiento, aunque se mantienen detalles como los clásicos relojes o el freno de estacionamiento «de toda la vida».