No te quepa duda alguna de que el extraordinario Lexus LFA es de largo el vehículo de la compañía nipona más deseado entre todos los coleccionistas. Aunque esta maravilla de la ingeniería tiene más de una década a sus espaldas, se trata de un superdeportivo con todas las de la ley, que alcanza unas cifras de vértigo cada vez que cambia de manos. Aunque este que ahora mismo tienes ante tus ojos podría marcar un nuevo récord en la historia de esta criatura.
No pongo en duda de que todo aquel afortunado que tiene la posibilidad de guardar un Lexus LFA en su garaje lo cuida como si fuera parte de su familia, pero esta unidad que los especialistas de RM Sotheby’s van a sacar a subasta en Monterey, California, está a otro nivel. Hasta el punto de que en sus 12 años de historia apenas ha recorrido 47 millas, lo que vienen a ser como unos 76 kilómetros. Y por si no fuera suficiente, hasta conserva los plásticos que protegen el suave tapizado en cuero de sus deportivos asientos.
Entre 2010 y 2012 se fabricaron 500 unidades del Lexus LFA
Una placa identificativa nos revela que estamos ante la unidad número 188 de las 500 que la casa nipona llegó a fabricar de su Lexus LFA entre los años 2010 y 2012, después de que fuera presentado al mundo entero en el Salón del Automóvil de Tokio en 2009. Este ejemplar en cuestión fue adquirido por su único propietario hasta la fecha en el concesionario Westminster de California y conducido hasta su domicilio, donde ha permanecido cuidado con mimo hasta nuestros días. Tanto que en el garaje donde estaba aparcado ha contado hasta con temperatura y humedad controlados durante estos 12 años.
Como salta a la vista, la carrocería de este Lexus LFA luce el inconfundible color Whitest White, que contrasta con unas llantas forjadas de color oscuro, tras las que se esconde un poderoso equipo de frenos con discos de material carbocerámico. Para rizar el rizo, los chicos de RM Sotheby’s dicen que esta unidad es una de las 27 que llegaron a Estados Unidos con esta combinación y sin paquete opcional Nürburgring.
Un motor inspirado en la Fórmula 1 para este deportivo nipón
Aunque su exterior pueda verse bastante convencional, lo cierto es que el interior está mucho más personalizado. Para comenzar, sus deportivos asientos lucen un tapizado en suave cuero de color blanco, adornado en sus laterales con cuero rojo, también presente en el resto del habitáculo, en combinación con cuero negro para la parte superior del salpicadero, tejido Alcantara para el techo… Tampoco desentonan unos cinturones de seguridad en rojo, un volante en fibra de carbono y cuero blanco o detalles en titanio anodizado.
Donde no hay diferencia alguna con sus hermanos es en el apartado mecánico. Todos los Lexus LFA estaban equipados con corazón 4.8 V10 atmosférico que estaba inspirado en los bloques de Fórmula 1 de la época. Este extraordinario motor proporciona 560 CV de potencia a 8.700 rpm, además de 480 Nm de par motor a 6.800 rpm. También tiene su corte de inyección en 9.500 rpm, además de que la casa nipona decía que podía acelerar desde el ralentí hasta las 9.000 rpm en apenas 0,6 segundos. De ahí que las malas lenguas dijeran que por esa razón tuvieron que equiparlo con un cuadro digital, pues no había un sistema mecánico para su cuentavueltas tan rápido.
Hasta 900.000 dólares podrían pagar por este Lexus LFA
Estas cifras eran enviadas a sus ruedas traseras por medio de un cambio automático de seis velocidades que fabricaba el especialista Aisin. Combinado con un peso de 1.614 kilos, el Lexus LFA presumía de poder acelerar de 0 a 100 km/h en 3,7 segundos y de alcanzar una velocidad punta de 325 km/h, cifras extraordinarias aún a día de hoy.
Los expertos de RM Sotheby’s han estimado un precio de venta para este Lexus LFA que podría oscilar entre los 700.000 y los 900.000 dólares (625.000 y 800.000 euros). No cabe duda alguna de que se trata de una cifra inalcanzable para la inmensa mayoría de los mortales, pero que contrasta con el estado y la exclusividad de este sensacional deportivo, cuyo futuro propietario puede que tampoco lo llegue a disfrutar demasiado, dejando aparcado en el garaje la avanzada ingeniería nipona que corre por sus venas.