Un superdeportivo que nació, fruto de la ambición mas que de la necesidad, durante la posguerra civil española, al albur de un regimen autárquico, en donde la hambruna y la reindustrialización eran los principales problemas a resolver.
Un sueño roto, que no evitó por otra parte que la marca Pegaso, como fabricante de vehículos pesados, tuviera la relevancia necesaria para impulsar gran parte de la economía nacional.
La belleza del Pegaso Z 102, diseñado por Ricart, fue suficiente para que el dictador Franco, se sirviera de la factoría, para regalar varios modelos, a relevantes personajes de la época.
3Buscando gestar un nombre en la competición, como escaparte internacional
A pesar de su atractivo, los Pegaso Z-102 enfrentaron desafíos en competiciones como Le Mans. Problemas de bujías, frenos y estabilidad llevaron a la retirada de las inscripciones en la edición de 1952. La decepción impulsó a Enasa a buscar reconocimiento en pruebas de velocidad en línea recta.
En 1953, Enasa buscó compensar el revés en Le Mans con un récord de velocidad. A pesar de enfrentar problemas de fiabilidad en Bélgica, el Pegaso Z-102, con modificaciones y determinación, logró un récord de velocidad de 245 km/h en una prueba de un kilómetro.
A pesar de los éxitos en velocidad, la maldición de Le Mans persistió en 1953. Problemas con los frenos y un accidente impactante dejaron claro que el Pegaso Z-102 no estaba destinado para los circuitos. A pesar de participar en otras competiciones, Le Mans nunca volvió a ver al Pegaso.