La movilidad en coche, en su propia naturaleza es adaptativa, y depende en gran manera de los avances tecnológicos y de las costumbres consumistas del usuario. Conforme se avanza en modos de movilidad, se conforma su regularización, y el consumidor prestando atención a estos hechos, puede decidir entre las distintas opciones para acceder a ella.
2Desde que el coche llego a nuestras vidas a finales del siglo XIX
En la compra de un coche o medio de transporte se opta por la adquisición de la titularidad mediante un pago en metálico que dispone al comprador a los impuestos pertinentes y tras lo que debe asumir los gastos ordinarios y extras, que conlleva el mantenimiento y el uso. Es decir, en el balance de amortización deberá reflejar el total de la compra mas los gastos derivados del desempeño del medio en la actividad, como son; seguro, combustible, mantenimiento, permisos, gastos de financiación, etc…
Pero lejos de posibilitarlo en otras ofertas, la compra del vehículo lo delimita y sujeta a la rentabilización del mismo. Es decir, ahí mismo, en la propia compra acaba la libertad, ante la obligación de mantener la propiedad durante el tiempo necesario, sin obviar la devaluación y el desfase tecnológico en los años venideros.