El peligro en las carreteras no es una novedad para los taxistas, pero algunos encuentros resultan tan impactantes que cambian vidas para siempre. Esto fue lo que le ocurrió a Daniel, un taxista malagueño que, tras más de 13 años al volante, vivió una experiencia que jamás olvidará. La noche del 13 de septiembre de 2024, mientras regresaba a casa después de una larga jornada de trabajo, se encontró frente a frente con un conductor kamikaze que casi le arrebata la vida.
Daniel acababa de dejar a su último pasajero en Marbella y, como tantas otras veces, se dirigió hacia su casa en Coín por la A-355, una carretera tristemente conocida en la zona por su peligrosidad. Eran las dos de la madrugada, una hora en la que el tráfico suele ser escaso, y la tranquilidad del trayecto invitaba a la calma. Sin embargo, lo que parecía un regreso rutinario pronto se convirtió en una pesadilla. “De repente, vi unas luces que me deslumbraban. Un coche venía directo hacia mí”, relata aún conmocionado. El vehículo que realizó una maniobra ilegal de avance lo obligó a esquivarlo en fracciones de segundo. “Mi mente se bloqueó, pero mi cuerpo reaccionó. Lo esquivé como pude. Estoy vivo de milagro”.
4El riesgo en la carretera siempre presente
El encuentro de Daniel con un conductor kamikaze es una historia que refleja la vulnerabilidad a la que se exponen los taxistas diariamente. Su experiencia sirve como un recordatorio de la importancia de la precaución y el respeto a las normas de tráfico. Pero también subraya la necesidad de que todos los conductores sean más conscientes del peligro que suponen sus acciones en la carretera.
El incidente que vivió Daniel pudo haber terminado en tragedia. Afortunadamente, gracias a sus reflejos y experiencia, evitó un desenlace fatal. Sin embargo, no todos los taxistas tienen la misma suerte. Cada día, miles de conductores profesionales salen a la carretera sin saber si volverán a casa sanos y salvos. La historia de Daniel nos invita a reflexionar sobre los riesgos inherentes al trabajo de taxista, ya tomar conciencia de la responsabilidad que tenemos al volante.
En resumen, ser taxista no solo implica llevar a pasajeros de un lugar a otro. Es una profesión que enfrenta desafíos y peligros constantes, y situaciones como la de Daniel muestran cuán frágil puede ser la vida cuando se cruza con la imprudencia de otros.