Un nuevo frente se abre en contra del fabricante de California, porque un grupo de propietarios de Tesla Model S y Tesla Model X han preparado una demanda colectiva que abrirá un nuevo melón. Tanto que ponen en entredicho las conocidas actualizaciones remotas del software de sus coches, porque tras instalarlas, aseguran que la autonomía de sus vehículos se ha reducido en hasta un 20%. Eso en el mejor de los casos, porque a otros propietarios incluso les ha ‘petado’ la batería de su coche.
Los propietarios de estos modelos en cuestión afirman que tras instalar las últimas actualizaciones inalámbricas, la autonomía de sus Tesla se ha reducido en hasta un 20%. Y sorprende que poder desinstalar dichas actualizaciones llega a costar hasta 750 dólares (690 euros). Otros clientes han declarado a Reuters que incluso se han visto obligados a tener que reemplazar el paquete completo de baterías de sus vehículos, lo que se traduce en facturas de hasta 15.000 dólares (13.795 euros).
Las actualizaciones de Tesla infringen los derechos de los consumidores
“Los propietarios de Tesla están únicamente a merced del fabricante de sus automóviles, y Tesla impone actualizaciones de software sin consentimiento cada vez que su vehículo está conectado a Wi-Fi”, dijo Steve Berman, abogado de Hagens Berman, que representa a los propietarios.
La demanda de estos clientes también argumenta que los Tesla son ‘computadoras protegidas’, en lo que se refiere a la Ley de Abuso y Fraude Informático. Según esa definición, las actualizaciones infringen los derechos de los consumidores. Además, argumenta que las actualizaciones violan la Ley de Recursos Legales del Consumidor y la Ley de Competencia Desleal de California.
El fabricante niega el reembolso a los clientes afectados
Los abogados que representan a los propietarios afectados dicen que cuando otros fabricantes de automóviles actualizan sus vehículos, generalmente notifican de dicha actualización a los propietarios. Por otra parte, estas actualizaciones de Tesla solo suceden en segundo plano, por lo que los abogados alegaron que el fabricante de automóviles niega el reembolso a los propietarios que experimentan una reducción de la capacidad de la batería como resultado de la misma.
“Cuando los propietarios de automóviles compran sus vehículos, razonablemente esperan que eventos imprevistos, como el clima, accidentes o pinchazos, puedan afectar el rendimiento de sus vehículos y provocar reparaciones costosas”, afirman los clientes en la demanda. “Pero ningún consumidor razonable esperaría que el propio fabricante de automóviles, a través de un sistema automatizado, interfiera deliberada y significativamente en el rendimiento del automóvil a través de actualizaciones de software que reducen la capacidad operativa de los vehículos”.
No es la primera vez que Tesla se enfrenta a una demanda semejante
Esta demanda no es la primera que se pone en relación con las actualizaciones remotas de software de Tesla. Y es que en el año 2019 ya hubo una semejante que reducía de forma temporal el voltaje máximo de la batería de sus Tesla Model S. Entonces el fabricante de California acordó pagar 1,9 millones de dólares (1.750.000 euros) a los clientes afectados por dicha actualización.