Con la Semana Santa ya en el recuerdo, Tesla es la marca de coches eléctricos protagonista de la actualidad una vez mas. Y es que en momentos decisivos al aumentar los desplazamientos, que no son espontáneos, sino que son del todo previsibles dadas las fechas festivas religiosas que han trascendido en el tiempo, las infraestructuras se ven sometidas a un test de estrés definitorio.
En esta ocasión no hablamos de las calzadas, ni de la señalización. Es el momento dados los cambios progresivos hacia la movilidad eléctrica de entender como ha respondido la red de recarga de eléctricos tendida en España.
Tesla atesora el liderato mundial de ventas, y pretende garantizar el mercado, extendiendo los puntos de recarga públicos y domésticos, gracias a los supercargadores y su propia red, y ha servido durante la pasada Semana Santa, como barómetro certificado de fiabilidad y respuesta del sistema planteado, para dar servicio a los usuarios de este tipo de coches.
3La realidad tras la Semana Santa
La operación salida de esta Semana Santa ha sido testigo de un flujo sin precedentes de desplazamientos, alcanzando la cifra de 9.6 millones en todo el país. Sin embargo, uno de los inconvenientes más destacados, como se vio reflejado en redes sociales, ha sido la insuficiencia de puntos de recarga para vehículos eléctricos, una situación que ha generado largas esperas en lugares como el punto de carga de Atalaya de Cañavate, ubicado en Cuenca.
En este contexto, la estación Tesla ubicada en la A-31, a la altura de La Gineta, Albacete, también ha sido testigo de grandes atascos debido a la abrumadora demanda. A pesar de contar con ocho puntos de recarga de 150 kW de potencia, la estación se ha visto desbordada, generando molestias entre los usuarios, quienes han reportado que dos de los postes de carga no estaban operativos. Esta situación resalta la necesidad de una expansión más acelerada de la infraestructura de recarga para vehículos eléctricos en España.
Los conductores afectados por esta escasez de infraestructura se han visto obligados a hacer colas de hasta dos horas para recargar las baterías de sus coches eléctricos, evidenciando una clara brecha entre la demanda creciente de este tipo de vehículos y la capacidad actual de recarga.