El motor de un automóvil es una estructura compleja y de precisión, compuesta de cientos de piezas que trabajan juntas a altas temperaturas y velocidades. Durante su uso, estas piezas generan fricción y calor, lo cual puede provocar desgaste y daños prematuros si no se toman ciertos cuidados. Por eso, dos momentos críticos para su vida útil son el arranque y el apagado, cuando los sistemas de lubricación y refrigeración están especialmente comprometidos.
Un aspecto clave para proteger el propulsor es la lubricación. Al apagarlo, también se detiene la circulación de aceite, lo cual puede ser problemático si aún hay piezas en movimiento o temperaturas muy altas. Tomar unos instantes de espera al apagar el coche es una práctica sencilla que, a largo plazo, puede evitar reparaciones costosas y prolongar la vida del motor.
2Espera antes de apagar tras un trayecto largo
Después de un trayecto largo o una conducción en condiciones exigentes, el motor puede estar a temperaturas elevadas. En este momento, detener el coche y apagar el motor de inmediato puede cortar bruscamente el flujo de refrigeración y de lubricación, lo cual puede ser particularmente dañino para componentes como el turbo.
El turbo es una pieza que mejora la potencia y eficiencia del propulsor, pero que también genera altas temperaturas. Como el turbo puede seguir girando después de detener el coche, apagar el motor en ese momento interrumpe su lubricación, causando desgaste en sus piezas. Tomarse otro minuto de espera puede ayudar a que las temperaturas se normalicen y a reducir el riesgo de averías.