El motor de un automóvil es una estructura compleja y de precisión, compuesta de cientos de piezas que trabajan juntas a altas temperaturas y velocidades. Durante su uso, estas piezas generan fricción y calor, lo cual puede provocar desgaste y daños prematuros si no se toman ciertos cuidados. Por eso, dos momentos críticos para su vida útil son el arranque y el apagado, cuando los sistemas de lubricación y refrigeración están especialmente comprometidos.
Un aspecto clave para proteger el propulsor es la lubricación. Al apagarlo, también se detiene la circulación de aceite, lo cual puede ser problemático si aún hay piezas en movimiento o temperaturas muy altas. Tomar unos instantes de espera al apagar el coche es una práctica sencilla que, a largo plazo, puede evitar reparaciones costosas y prolongar la vida del motor.
5En qué situaciones es más relevante esperar
Este cuidado es especialmente importante en situaciones en las que el motor ha trabajado intensamente. Subidas de pendientes, largos trayectos a altas velocidades o condiciones de tráfico que implican frenado y aceleración constantes son algunas de las situaciones en las que esta espera se vuelve clave. En estos casos, el motor y sus componentes estarán sometidos a un mayor esfuerzo, por lo que necesitan tiempo para estabilizar su temperatura antes de ser apagados.
Incluso si el viaje ha sido corto pero ha requerido un esfuerzo elevado del motor, esperar un minuto puede prevenir el desgaste de piezas internas. Por ejemplo, detenerse tras conducir en ciudad o después de subir una cuesta puede hacer que el motor esté a una temperatura elevada, por lo que el cuidado de esperar ayuda a evitar sobrecalentamientos.