Desafiando a la tecnología y sofisticación de los tiempos de vanguardia, el Land Rover Santana se mantiene como un emblema de simplicidad, resistencia y funcionalidad. Fabricado en Linares, Jaén, este todoterreno ha demostrado, incluso 60 años después de su nacimiento, que puede superar las adversidades más extremas, como la reciente DANA que afectó a la Comunidad Valenciana.
El modelo Serie II de 1965, protagonista de esta historia, no es solo un coche. Es un símbolo de fortaleza, adaptabilidad y legado. Diseñado para afrontar cualquier terreno y condición climática, este vehículo sigue siendo una herramienta esencial para agricultores y un objeto de culto para los entusiastas de los todoterrenos.
1Un superviviente bajo el barro
La historia de Cristófol Albert, vecino de Catarroja, pone de manifiesto la esencia de este icónico vehículo. Su Land Rover Santana resistió las intensas lluvias torrenciales que inundaron la región, quedando cubierto de barro hasta el techo. Mientras otros vehículos modernos sucumbieron al agua, este todoterreno “indestructible” se mantuvo firme, demostrando por qué sigue siendo tan valorado.
Cristófol había restaurado su Santana pieza a pieza con dedicación y ayuda de amigos. Aunque parecía destinado al desguace, este modelo renació y demostró su valor incluso en las peores circunstancias. Ahora, con el apoyo de la comunidad de aficionados, Cristófol planea repararlo nuevamente, convencido de que merece otra oportunidad.