La ciudad de Toronto ha decidido plantar cara a las políticas comerciales del expresidente estadounidense Donald Trump, y en este pulso económico ha encontrado en Tesla un blanco para canalizar su descontento. La alcaldesa Olivia Chow anunció recientemente que los propietarios de taxis de la empresa de Elon Musk quedarán excluidos del Gran Programa de Cero Emisiones de la ciudad, una iniciativa que otorga beneficios económicos a conductores que apuestan por vehículos libres de emisiones contaminantes.
Esta medida se presenta como una respuesta directa a los aranceles impuestos por la administración Trump sobre productos canadienses, los cuales han sido interpretados por muchos en el país vecino como un ataque a su economía. Chow admitió que las competencias municipales tienen límites en cuestiones comerciales internacionales, pero aseguró que esta decisión es un mensaje claro a Washington y, de paso, a Elon Musk, el hombre fuerte detrás de Tesla y un aliado político clave del exmandatario republicano.
La medida de Toronto contra Trump no tiene tantos afectados
El impacto práctico de esta sanción es más bien modesto. Según datos del consistorio, solo 21 taxistas y conductores de limusinas están adscritos actualmente al programa de incentivos por vehículos cero emisiones. De ellos, solo nueve son propietarios de un Tesla. Las reducciones en tarifas que dejarán de percibir estos conductores equivalen a unos 4.677 dólares canadienses (aproximadamente 5.185 dólares estadounidenses). Sin embargo, el valor simbólico de la decisión trasciende ampliamente sus consecuencias económicas.
El vicealcalde Mike Colle fue más allá en su postura crítica hacia Tesla y sugirió incluso cerrar un concesionario de la marca en el distrito de Eglinton-Lawrence. “El propietario de Tesla es el segundo hombre más poderoso en la administración Trump y está empeñado en destruir la economía canadiense con aranceles punitivos”, declaró Colle, subrayando el tono combativo que ha adoptado parte del gobierno local torontoniano.
La lucha de Canadá contra Trump
Esta reacción se enmarca en una campaña nacional que promueve el lema “Compre localmente, compre canadiense”, un esfuerzo colectivo para incentivar el consumo de productos nacionales frente a las presiones comerciales de Estados Unidos. Las tensiones arancelarias iniciadas por Trump generaron malestar en todo Canadá, y ciudades como Toronto buscan ahora formas creativas, aunque limitadas, de responder a esta agresión comercial.
La iniciativa de Olivia Chow y su equipo ha reavivado el debate sobre la efectividad y el alcance de este tipo de medidas municipales frente a políticas internacionales. Mientras algunos ciudadanos y empresarios consideran que excluir a Tesla castiga injustamente a una compañía comprometida con la electrificación del transporte, otros aplauden la valentía de un gobierno local que, con los pocos recursos a su alcance, decide alzar la voz contra