Con los dedos de una mano podemos contar los vehículos todoterreno de 'verdad' que se comercializan en nuestro país. Y con luz propia brilla el Toyota Land Cruiser, un modelo del que se han vendido más de 9,5 millones de unidades a lo largo de sus 67 años de historia.
Este auténtico líder se ha sometido a una profunda actualización que salpica tanto a su imagen como a la tecnología, sobre todo en materia de uso 'off road'. Mantiene sin cambios el propulsor diésel de 177 CV y sigue apostando por las dos carrocerías, de tres y cinco puertas.
Cambia el diseño frontal, ahora más 'premium', con nuevos faros, parrilla y un rebaje en el capó que facilita la visión. En el interior estrena cuadro de mandos, una pantalla táctil de 8 pulgadas y asientos delanteros ventilados, y todo se remata con más calidad. Además, la versión larga mantiene la opciones de cinco o siete plazas.
Toda la gama recurre a la tracción total y a bloqueos del diferencial central o trasero. Este último también es nuevo, de tipo Torsen, más eficaz en terrenos con baja adherencia.
Un auténtico 'tanque'
Sus cualidades 'off road' se incrementan con 'detalles' como un sistema de visión bajo el vehículo, que se complementa con la cámara 360º, o el asistente de avance activo Crawl Control, que permite avanzar a una velocidad constante sin necesidad de pisar el acelerador. Esta tecnología se complementa con otros elementos, como el control de arranque en rampa HAC, de descensos DAC, el control activo de la tracción A-TCR o el sistema Multi-Terrain MTS, que permiten elegir entre cinco tipos de superficie: roca, roca-polvo, gravilla, badenes y barro-tierra.
Con esta avalancha tecnológica, además de la suspensión variable adaptativa, la caja reductora, unos generosos ángulos de ataque (31º) y salida (26º) o una profundidad de vadeo de 70 centímetros, el Land Cruiser se convierte en un auténtico 'tanque', como pudimos comprobar en un exigente circuito 'off road'. Severos cruces de puentes, subidas y bajadas pronunciadas, planos inclinados… basta con aplicar toda su tecnología para que, incluso con neumáticos de serie, se muestre imparable. Sólo en zonas muy embarradas tuvo algún 'desliz'.
La gama se estructura con los acabados GX y VX, de enfoque profesional, y los VXL y Limited, destinados a particulares. El VXL con caja automática incluye de serie Toyota Safety Sense, techo solar, llantas de 19 pulgadas, suspensión adaptativa, asientos ventilados y calefactados, faros LED… por 57.000 euros.
Toyota Hilux 2018. Del trabajo al ocio
Compañero ideal para el trabajo, la nueva homologación que permite a los pick-up circular con los mismos límites de velocidad que los turismos está disparando las ventas de estos prácticos vehículos. Eso sí, del enfoque laboral se pasa a otro más de ocio y familiar. Por eso el Toyota Hilux apuesta por variantes más confortables y rodeadas de mayor tecnología en aspectos como la seguridad o la calidad.
Está disponible en tres variantes: Cabina Sencilla, Cabina Extra y Doble Cabina, esta última con los acabados de enfoque al sector particular. Y por eso no es extraño que se 'remate' con llantas de aleación de 18 pulgadas, climatizador, el sistema Toyota Safety Sense, faros LED, tapicería de cuero, cámara trasera, sensores de parking, Toyota Touch 2 con pantalla táctil de 7 pulgadas… elementos que no portan las versiones de corte profesional.
No hay cambios en el motor, un turbodiésel de 2,4 litros, 150 CV y 40,8 mkg de par máximo asociado a un cambio manual o al automático -2.000 euros extra-, en ambos casos de seis relaciones.
Todas la variantes mantienen el eje trasero rígido con ballestas, la caja reductora y los bloqueos del diferencial central y trasero para convertirse en uno de los vehículos mejor preparados en aptitudes 'off road' y de carga.