El invierno es una de las épocas más complicadas para los vehículos que no cuentan con una plaza de garaje. En esa época, los fenómenos atmosféricos se vuelven especialmente dañinos para los componentes del coche. Las lluvias, las nevadas, los fuertes vientos y, en particular, las temidas heladas, hacen que se congelen los cristales y comprometen la integridad de los elementos internos y externos del automóvil.
Si tienes que coger el coche a primera hora de la mañana y vives en una ciudad donde las heladas son habituales, ya habrás pasado mucho tiempo peleándote con la escarcha que se adhiere consistentemente a los parabrisas reduciendo por completo la visibilidad. En este artículo te explicamos las mejores formas de lidiar con ella, para ahorrarte un importante tiempo cada mañana.
1Manta, cartón o protector de parabrisas
Lo más eficaz para que no se forme hielo en el parabrisas es taparlo. Puedes poner sobre la luna una manta vieja que tengas por casa o un cartón para evitar que se cree hielo sobre ellos. Utiliza las escobillas de los limpiaparabrisas para dejar pillada la manta o los cartones y evitar que se los lleve el aire. También puedes utilizar las ventanillas laterales para pillar la tela que sobre y que esté más sujeto.
Colocar cartones o mantas sobre el coche es un proceso tedioso, pero también el más efectivo para ahorrarte el rascar la luna por la mañana. Esta es la versión casera, pero si lo prefieres puedes comprar protectores de parabrisas específicos, que cuestan menos de 16 euros, y los hay que incluyen fundas para los retrovisores también.