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Sin previo aviso: La Unión Europea podría enviar al desguace millones de coches diésel ahora mismo

El escándalo del «dieselgate», que estalló en 2015, sigue teniendo repercusiones en el mercado automovilístico europeo. En aquel entonces, se descubrió que el Grupo Volkswagen y otros fabricantes de automóviles alemanes habían manipulado las pruebas de emisiones de sus vehículos diésel, engañando a los reguladores y consumidores sobre el verdadero nivel de contaminantes que emitían sus coches. A raíz de este escándalo, la Unión Europea implementó nuevas normativas más estrictas para regular las emisiones, y ahora, casi una década después, esas mismas normativas podrían estar a punto de enviar millones de coches diésel al desguace sin previo aviso.

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Normativa de emisiones y su impacto

La normativa de homologación de vehículos, endurecida tras el dieselgate, fue diseñada para evitar futuros fraudes en las pruebas de emisiones. Ahora, los coches deben pasar inspecciones técnicas mucho más rigurosas, donde se verifican tanto los consumos como las emisiones acumuladas a través del puerto OBD del vehículo. Este sistema permite acceder a la centralita del coche, donde se almacenan datos detallados sobre el rendimiento del motor, incluyendo cualquier anomalía relacionada con las emisiones.

El problema es que muchos de los vehículos afectados por el dieselgate no cumplen con las emisiones que originalmente declararon los fabricantes. Dado que estas cifras fueron manipuladas, los coches ahora se enfrentan a una difícil realidad: no pasarán las inspecciones técnicas obligatorias. En países como España, donde las pruebas de emisiones se han vuelto más estrictas, ya se han visto casos en los que vehículos relativamente recientes han sido rechazados, poniendo a sus propietarios en una situación complicada.