El cambio automático ha revolucionado la conducción moderna, proporcionando comodidad y facilidad de uso para millones de conductores en todo el mundo. Sin embargo, muchos usuarios desconocen el verdadero propósito de ciertas posiciones en la palanca de cambios y terminan usándolas de manera incorrecta. Hasta pueden terminar dañando el vehículo por este error.
Entre estas funciones se encuentran las posiciones B (Brake) y L (Low), diseñadas para optimizar el rendimiento del vehículo y preservar su sistema de frenos, pero que a menudo son ignoradas o malinterpretadas. Hay un mito que, lamentablemente, se popularizó que indican que esto sirve para exigir más los frenos, aunque es todo lo contrario.
¿Para qué sirven las posiciones B y L en los coches de cambio automático?
Las posiciones B y L no están diseñadas para aumentar el desgaste de los frenos ni para reducir la eficiencia del coche. De hecho, su función principal es evitar el sobrecalentamiento de los frenos y mejorar la seguridad en descensos pronunciados. En los coches híbridos o eléctricos, la posición B (Brake) incrementa la retención del motor, permitiendo una mayor recarga de energía en pendientes descendentes. Esto no solo reduce la dependencia del freno, sino que también mejora la eficiencia del sistema de regeneración de baterías.
Por otro lado, en los coches con cambio automáticos convencionales, la posición L (Low) mantiene las marchas bajas para aumentar la resistencia del motor y ayudar a frenar el coche sin necesidad de abusar del pedal de freno. Esta función es especialmente útil al bajar pendientes pronunciadas o al conducir en terrenos difíciles.
¿Por qué deberías usarlas correctamente?
El uso inadecuado de estas funciones puede generar problemas a largo plazo en el sistema de frenado de tu vehículo. Muchos conductores dependen exclusivamente del pedal del freno al descender una pendiente, lo que provoca un desgaste excesivo y el sobrecalentamiento de los discos y pastillas. Este fenómeno no solo reduce la eficacia del frenado, sino que también puede derivar en una falla total del sistema en situaciones extremas.
Al utilizar B o L de manera correcta, el coche distribuye mejor la carga de frenado, prolonga la vida útil de los componentes y mejora la seguridad en la conducción. Además, en el caso de los vehículos eléctricos o híbridos, esta práctica también contribuye a una mayor eficiencia energética y un mejor aprovechamiento de la batería.