Viajar a mayor velocidad parece ser la solución obvia para llegar antes a nuestro destino. Muchos conductores adoptan esta lógica y pisan el acelerador para reducir el tiempo de viaje, especialmente en autovías. Sin embargo, la realidad es que los beneficios de aumentar la velocidad son mínimos comparados con los riesgos que conlleva. A continuación, analizamos si realmente merece la pena viajar a 140 km/h en vez de a 120 km/h.
5El impacto ambiental de viajar a mayor velocidad
Viajar a velocidades más altas no solo afecta la seguridad y las finanzas, sino también el medio ambiente. A velocidades más altas, los vehículos consumen más combustible debido a la mayor resistencia aerodinámica. Este aumento en el consumo de combustible se traduce en mayores emisiones de CO2, contribuyendo al cambio climático y la contaminación del aire.
En un contexto donde la sostenibilidad y la protección del medio ambiente son cada vez más importantes, reducir la velocidad puede ser una forma sencilla y efectiva de disminuir nuestra huella de carbono. Viajar a 120 km/h en lugar de 140 km/h no solo ahorra combustible y dinero, sino que también contribuye a un futuro más sostenible.