La compraventa de coches usados entre particulares es una alternativa cada vez más popular en España, especialmente para quienes buscan evitar el alto costo de un vehículo nuevo. Sin embargo, esta práctica puede presentar ciertos riesgos. Uno de los problemas más temidos es el “vicio oculto,” un defecto en el coche que no es evidente al momento de la compra, pero que afecta su funcionamiento o valor. Para el comprador, detectar estos vicios ocultos es fundamental, ya que el proceso de reclamación puede ser complicado y requiere pruebas claras del fallo.
El concepto de vicio oculto está regulado en el Código Civil español y protege al comprador en los casos en que no existe una garantía como en las transacciones con concesionarios. En los concesionarios, la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios contempla una garantía de tres años que cubre cualquier defecto en el vehículo. Pero cuando la compra se realiza entre particulares, es la normativa civil la que ofrece amparo, exigiendo que el defecto cumpla ciertos requisitos: que no sea detectable en una revisión superficial, que exista antes de la compra y que sea de gravedad suficiente como para afectar el uso normal del vehículo o reducir notablemente su valor.
Cuándo se considera vicio oculto a una falla del coche
Para un defecto ser considerado un vicio oculto, no debe tratarse de un desgaste natural, sino de un problema que comprometa significativamente el funcionamiento del coche. Ejemplos de vicios ocultos incluyen fallos en el motor, problemas graves en las suspensiones o defectos en el sistema eléctrico. Por el contrario, un desgaste en los neumáticos o pequeñas imperfecciones visibles no cumplen con estos criterios y, por tanto, no son considerados vicios ocultos. Cada caso debe ser analizado con detenimiento, ya que no todos los defectos visibles o problemas menores son reclamables.
Si el comprador detecta un vicio oculto, puede reclamar dentro de un plazo de seis meses a partir de la entrega del vehículo. Para esto, es esencial contar con un peritaje o informe de un taller que demuestre que el defecto existía antes de la compra. Esto ayuda a reforzar la reclamación, y una vez identificado el problema, el comprador debe informar al vendedor enviándole un burofax que notifique el hallazgo del vicio oculto. Este paso es importante para dejar constancia formal de la reclamación y establecer un punto de partida en caso de conflicto.
Qué hacer en caso de descubrir un vicio oculto en tu coche
Si el vendedor no acepta la reclamación, el comprador puede recurrir a un procedimiento judicial para resolver el contrato o solicitar una rebaja en el precio de compra. Según el Código Civil, el comprador tiene dos opciones: puede devolver el coche y exigir el reembolso total o pedir una compensación en base al coste de reparación del defecto. En los casos en que se demuestre que el vendedor conocía el vicio oculto y no informó al comprador, este último puede también reclamar una indemnización adicional, aunque probar este conocimiento previo suele ser difícil.
Para prevenir la compra de un coche con vicios ocultos, es aconsejable que el comprador solicite un informe de antecedentes del vehículo en la DGT o en plataformas como Carfax. Esto permite conocer el historial de accidentes y posibles reparaciones. Además, probar el coche antes de la compra es fundamental. Realizar una revisión completa en un taller de confianza, incluyendo una conexión OBD para revisar el sistema de diagnóstico, es una buena forma de detectar defectos ocultos, como la manipulación del kilometraje. Informarse sobre los fallos comunes del modelo específico también es útil, ya que puede ayudar a identificar problemas potenciales antes de finalizar la transacción.