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Cuando sepas el motivo por el que comparan el volante de tu coche con un váter vas a flipar

A menudo, los conductores prestan especial atención a mantener impecable la carrocería de su vehículo, invirtiendo tiempo y dinero en lavados frecuentes. Sin embargo, existe un elemento clave del interior del coche que suele quedar en el olvido: el volante. Este componente, que utilizamos cada vez que conducimos, puede acumular hasta diecisiete veces más bacterias que el asiento de un inodoro, según revelan diversos estudios.

Esta impactante comparación ha sorprendido a muchos conductores, quienes desconocían que tenían entre sus manos un foco de infección tan potente. El constante contacto del timón con las manos del conductor, sumado a la humedad ambiental y el sudor, crea un caldo de cultivo ideal para la proliferación de microorganismos.

¿Cómo es que el volante tiene tantas bacterias?

Esto se debe a la suciedad acumulada, los restos de alimentos y bebidas que ingerimos durante los trayectos, e incluso las pequeñas heridas en las manos, contribuyen a que las bacterias se instalen y se multipliquen. Este entorno insalubre convierte al volante en un vehículo de transmisión de gérmenes que podría afectar directamente nuestra salud.

Las consecuencias de esta falta de higiene pueden ir mucho más allá de lo que se imagina. Las bacterias presentes pueden provocar enfermedades gastrointestinales si, después de conducir, nos llevamos las manos a la boca sin habérnoslas lavado adecuadamente. Los síntomas de estas infecciones suelen incluir diarrea, vómitos y malestar general. Además, los microorganismos también pueden acceder a las vías respiratorias, provocando resfriados, gripes e incluso neumonía en casos extremos. Si el conductor tiene pequeñas heridas en las manos, estas bacterias pueden desencadenar infecciones cutáneas.

¿Cómo solucionar este problema que tienen los volantes?

Ante esta situación, la limpieza regular del volante se vuelve imprescindible. Desde Plazy, una startup especializada en lavado sostenible a domicilio, recomiendan desinfectarlo al menos una vez por semana. Para ello, es suficiente con utilizar un paño limpio humedecido con un producto desinfectante, asegurando que se eliminen los gérmenes que puedan haberse acumulado. Además, para una limpieza más exhaustiva, proponen contratar servicios profesionales que emplean productos biodegradables y garantizan la desinfección de cada rincón del vehículo sin desperdiciar agua.

Junto con la limpieza del manubrio, es fundamental mantener hábitos de higiene personal. Lavarse las manos con frecuencia, especialmente antes y después de conducir, es una medida sencilla pero muy efectiva para prevenir el contagio de enfermedades. Esta práctica se vuelve todavía más relevante si se acostumbra a comer o beber dentro del coche, ya que los restos alimenticios incrementan la posibilidad de contaminación.