A principios de los años '90 Yamaha comenzó a trabajar en el desarrollo de un deportivo vehículo de cuatro ruedas que fue bautizado como Yamaha OX99-11. Esta criatura quería ofrecer a los compradores «de calle» la posibilidad de aquirir un vehículo de Fórmula 1 con carrocería y que se pudiera matricular, y para ello contaba con el chasis de los monoplaza Jordan de por aquellos entonces. También contaba con un poderoso motor 3.5 V12 atmosférico, capaz de generar una potencia de 450 CV cuando giraba a 10.000 rpm, pues diversos componentes tuvieron que ser sustituidos para buscar una mayor fiabilidad.
Sus prestaciones eran brillantes, pues su peso se quedaba en unos ajustados 1.150 kilos, y era capaz de alcanzar una velocidad máxima de 350 km/h, además de poder acelerar de 0 a 100 km/h en sólo 3,1 segundos.
En 1992 se presenta al público este Yamaha OX99-11, pero finalmente el proyecto tuvo que ser cancelado y desde entonces Yamaha tiene una «espina clavada» en lo que a vehículos de cuatro ruedas se refiere.
Siempre ligada a las cuatro ruedas
Desde entonces no se ha visto involucrado en el desarrollo de un coche, pero si que trabaja fabricando motores para ellos, además de diferentes componentes mecánicos, pues el desaparecido Volvo XC90 tenía una versión V8 cuyo motor era de origen Yamaha.
Hace un par de años se asoció al diseñador Gordon Murray, que no es otro que el «padre» del exclusivo McLaren F1 y de este trabajo en común salió un vehículo urbano de pequeño tamaño, que por lo visto, se encuentra en fase de desarollo, el Yamaha MOTIV. Pero mientras tanto, la firma nipona sigue apostando fuerte por las cuatro ruedas y ahora en el Salón de Tokio presenta este radical Sports Ride Concept.
Filosofía «Live & Ride»
Concebido para ofrecer una relación entre conductor y máquina semejante a lo que ofrece una motocicleta del fabricante nipón, este Yamaha Sports Ride Control apuesta por un bajo peso, ya que anuncia un lastre de sólo 750 kilos. Para conseguirlo utiliza la tecnología i-Stream que también emplea el Yamaha MOTIV y que combina un chasis tubular con una carrocería que en este caso recurre a la fibra de carbono. También se ha simplificado al máximo su habitáculo, con una instrumentación sencilla y con sus «entrañas» a la vista.
Este coupé de dos plazas mide 3,90 metros de largo, 1,72 metros de ancho y sólo 1,17 metros de alto. Su diseño exterior es súmamente llamativo y en su zaga destaca la doble salida de escape elevada, al más puro estilo McLaren 650S. No obstante Yamaha no ha sido tan radical como su competidora Honda, que en el pasado Salón de Ginebra presentaba este espectacular Honda Project 2&4.
Su bajo peso le permite moverse con agilidad independientemente de la mecánica elegida, la cual se desconoce. Incluso con el motor 1.0 Turbo de tres cilindros del Yamaha MOTIV, que rinde 80 CV incluso se movería con soltura, pero viniendo de Yamaha… ¿porqué no equiparlo con un motor de moto? Os lo imaginais con el propulsor de la nueva Yamaha YZF-R1, un propulsor de cuatro cilindros y 998 centímetros cúbicos que proporciona 200 CV a 13.500 rpm…
Suena bien, muy bien.