Tiene delito que ante unos coches tan agradables nuestra prueba comience, precisamente, por la parte desagradable: los precios. Pero por experiencia, y porque nos fijamos en lo que oímos por la calle, sabemos que en duelos así, donde tantas cosas son iguales -plataforma, chasis, motor, cambio…- el público acaba preguntando por la 'dolorosa'. Y es curioso, pero en la comparativa que nos ocupa todas las personas que nos abordaron querían saber cuánto más costaba el Audi, un detalle que, a nuestro juicio, dice mucho en favor de la imagen labrada por la firma de los aros.
Sin tanta diferencia económica
La respuesta no es sencilla, pues depende de la versión elegida. Así, cuando queremos un modelo 'básico' -carrocería de tres puertas y cambio manual-, el S3 se va 4.110 euros por encima de su rival, y esa diferencia 'fermenta' hasta 4.960 euros si pensamos en carrocerías de cinco puertas, pues el A3 Sportback -más largo y con mejor maletero- es unos 1.500 euros más caro que el A3 de tres puertas (también se vende el Audi S3 Sportback), mientras que las cinco puertas en el Golf implican un coste extra de sólo 670 euros. La cosa varía si tenemos en mente las versiones con cambio automático de doble embrague -S tronic en Audi y DSG en Volkswagen-, pues la distancia en las facturas cae, en el caso de las variantes de tres puertas, hasta los 2.500 euros. Y eso es ya menos dinero, hasta el punto de que muchos empezarán a pensárselo. La razón de tal disparidad tiene que ver con las emisiones, los impuestos y las políticas de cada marca. Como las versiones automáticas gastan menos, sus emisiones les dejan en el tramo de impuesto de matriculación inferior -4,75 por ciento en lugar de 9,75-, lo que es aprovechado por Audi para cobrarnos un extra de sólo 580 euros por su transmisión S tronic. Incomprensiblemente, Volkswagen mantiene en 2.190 euros la diferencia entre la caja manual y la DSG, como si deseara incentivar la compra del primero. Y en nuestro caso… lo han logrado, porque hemos enfrentado el S3 S tronic -más recomendable por precio que el S3 manual- al Golf R manual, cuya factura entendemos más 'justa'.
Muchas cosas en común
Decíamos que muchas cosas son iguales y podemos justificarlo, porque las nuevas generaciones de A3 y Golf comparten la plataforma MQB -ayuda, por ejemplo, a que ambos modelos sean más ligeros que sus antecesores- y bastantes de las nuevas tecnologías asociadas a dicha base, como el sistema que, tras una primera colisión, frena automáticamente el coche para evitar choques 'de rebote'. S3 y Golf R comparten también medida de llanta y neumático; y en ambos podemos pedir unas 235/35 R19 opcionales, que se nos antojan radicales de cara al confort y que, en el caso del Audi, obligan a montar la suspensión magnética, lo que sube el precio de la 'bromita'.
También el equipo de frenos es similar -discos ventilados de 340 mm delante y 310 detrás-, lo que conduce a un empate en ese capítulo, como muestran nuestras mediciones de la página 19. Otro tanto sucede con la dirección asistida progresiva, rapidísima en los dos -2,15 vueltas entre topes- y muy precisa, aunque el achatado inferior del volante del S3, mayor que el del Golf R, llega a molestar un poco en maniobras a coche parado.
2.0 Turbo con 300 CV: un gran corazón
Y si hablamos de similitudes, éstas son totales en lo que respecta al grupo propulsor, donde brilla el nuevo 2.0 tetracilíndrico de 300 CV, que combina los dos tipos de inyección -directa e indirecta- para gastar menos. De ahí que las versiones automáticas de ambos modelos homologuen 6,9 l/100 km, brillante dato en deportivos de gasolina con tracción total. Las de cambio manual gastan más -7,0 en el S3 y 7,1 en el Golf R- porque no cuentan con la función 'marcha libre' o 'planeo', que deja el motor al ralentí cuando, en marcha, dejamos de acelerar. Pero en la práctica, mejor olvidarse de tanto ahorro, pues lo normal será rondar los 10 litros de media. En nuestro recorrido mixto, el A3 S tronic se conformó con 9,3 litros y el Golf R manual subió a 9,7 litros, confirmándonos que la caja automática sirve para ahorrar. De hecho, probamos también un Golf R DSG para salir de dudas, y el gasto fue de 9,3 litros.
Lo curioso es que tanto Audi como su hermana/rival afirman en sus fichas que las versiones automáticas también son más rápidas que las manuales, pese a que ambos tipos de cambio tienen seis marchas. Y podemos confirmarlo, pues el S3 S tronic le ha dado un 'repasillo' al Golf R manual pese a que éste pesa 14 kilos menos. El Audi ha clavado los 4,8 segundos anunciados para pasar de 0 a 100 km/h -el sistema Launch Control resulta decisivo- y el Golf R se ha ido a 5,4 porque obliga al conductor a gestionar con tiento la primera arrancada, pues es ahí donde cede tiempo. De hecho, el S3 cubre el primer kilómetro con salida parada en 24,1 segundos y el Golf R tarda 24,7 segundos, lo que significa que 'arrastra' las seis décimas perdidas en el primer instante. En su descargo, diremos que el Golf R con caja DSG es tan rápido como el S3 S tronic al acelerar o, por supuesto, al realizar adelantamientos, donde hemos medido 3,3 segundos al Audi para pasar de 80 a 120 km/h, por los 4 segundos exactos cronometrados en cuarta al Golf R manual, que empuja también con furia.
Del motor que comparten nos ha entusiasmado también el sonido, pues los ingenieros de ambas marcas han trabajado mucho, especialmente sobre el escape, para lograr un bello bramido. Y pocos reproches también para el funcionamiento de una mecánica que responde siempre -el par máximo empieza a sólo 1.800 rpm-, y que no se acaba hasta las 6.800 vueltas, punto elegido para el corte de inyección.
Amplia dotación de serie y con lo último en tecnología
Nuestros protagonistas son casi aviones de vuelo rasante; y aunque no alcanzan los valores del Mercedes A 45 AMG de 360 CV probado en el número anterior -ni al frenar, ni al acelerar, ni al adelantar- se meten por derecho propio en la élite del segmento. Porque, además, están a la última en tecnología, una faceta en la que Audi, que ofrece en opción faros Full LED o suspensión Magnetic Ride, va quizás un pasito por delante de Volkswagen, que también ofrece la suspensión adaptativa DCC en opción y dispone de numerosos asistentes activos. Ambos modelos, por ejemplo, montan la configuración dinámica del coche, que permite al conductor elegir entre varios programas -la cantidad depende del tipo de transmisión y suspensión- para ajustar la respuesta y eficiencia de motor y cambio, el tacto de la dirección, el sonido del motor o, si equipan suspensión regulable, el tarado de la amortiguación. Porque a los modos ya configurados 'de fábrica' suman otro, que ambos denominan Individual, con el que fijaremos nuestro 'set up' específico.
Metidos en harina, los dos son tremendamente rápidos y deportivos, aunque también seguros y aplomados, pues la tracción total ayuda a mantener siempre sensación de control. Hablamos de un embrague Haldex que prioriza el par hacia el tren delantero, pero que en aceleraciones brutales o sobre firme deslizante puede mandar casi hasta un cien por cien del par al eje posterior, ayudando a mantener el coche 'por lo negro' con desesperación. Traccionan de maravilla, pasan por las curvas con poco balanceo -el S3 va 25 mm más bajo que un A3 y el Golf R, 20 más pegado que otros Golf- y no hacen cosas raras si rondamos el límite, aunque practicando una conducción muy deportiva -ojo con esto, porque iremos muy rápidos y las carreteras son públicas- nos gusta más el tacto divertido del S3, más sensible a cómo aceleremos o dejemos de acelerar porque redondea muy bien las curvas gracias a un eje trasero algo más vivo que el del Golf R, de tren posterior más 'amarrado' y que tiende un poco más al subviraje, es decir, a tirar de morro. En este sentido, común en ambos también es un control de estabilidad ESC que podemos desactivar por completo o dejar en un modo Sport que retrasa su actuación, aunque el programa normal ya va bien.
Del S3 nos ha gustado la 'supercalidad' característica de todo Audi, aunque el Golf R está muy bien hecho y, encima, pone sobre la mesa algunas cartas que pueden ser decisivas en esta partida; como un maletero ligeramente más grande o unas plazas traseras con centímetros extra aquí y allá, aunque ambos recibirán bien a cuatro adultos. Otro as en la manga del Volkswagen es su equipamiento algo más completo, pues de serie trae sensores de aparcamiento delanteros y traseros, o avisador de baja presión de neumáticos. En el Audi la dotación no es pobre, pero es menor, a lo que se suman unas opciones de precio más alto, como ejemplifica la pintura metalizada: 805 euros en el S3 y 490 en el Golf. Y es ahí donde el Golf impone su lógica, aunque el S3 ha transmitido a todos quienes lo hemos conducido un 'no sé qué' que sigue situándole como un producto muy deseable.