Tras el inicio de una imprudente guerra del Gobierno al diésel por boca de su ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, ganas me dan de presentarme con el nuevo Audi A6 50 TDI de 286 caballos, tracción total, cambio automático y dirección a las cuatro ruedas en el ministerio de esta señora mal informada y preguntarle si sabe que hay muchos coches de gasolina que contaminan más que un diésel, y que en este caso concreto la DGT ha dado permiso a esta moderna berlina de gasóleo para entrar en Madrid o Barcelona en episodios de alta contaminación gracias a su etiqueta ECO, igualándolo a un híbrido -seguramente con el que ella se mueva- o a un modelo movido por gas GNC o GLP. Si el A6 50 TDI no llevara esa hibridación ligera que explicamos en un cuadro aparte y detallamos en una radiografía, no contaría con la tan deseada etiqueta, pero incluso entonces estaría contaminando muy poco porque incorpora una tecnología en la que Audi, como otros muchos fabricantes, han invertido millones de euros.
Dicho esto, entremos a valorar el trabajo de la marca de los cuatro aros en un modelo que llega con un despliegue tecnológico tal que se vuelve a colocar como referencia del segmento, y con pocos modelos que le tosan o que le puedan hacer sombra en bastante tiempo. La lista abruma: tecnología de hibridación ligera, interior digitalizado, sonido 3D en las plazas traseras, hasta 39 sistemas de asistencia a la conducción -que en la versión más equipada incluye cinco sensores de radar, cinco cámaras, una cámara adicional de infrarrojos para la visión nocturna, doce sensores ultrasónicos y un escáner láser-, dirección a las cuatro ruedas, tres versiones diferentes de faros que culminan en la tecnología HD Matrix LED, cuatro tipos de suspensión, tracción total mecánica y hasta 'launch control' para salidas fulgurantes como si de un deportivo se tratase. La lista es interminable y casi todo apetece, pero un A6 50 TDI quattro Tiptronic con todo eso y algo más puede rondar los 100.000 euros… sin exagerar. Felicidades en cualquier caso a quien se lo pueda permitir, pero no todo es imprescindible. La unidad probada llevaba buena parte de estas opciones y nosotros ya hemos hecho una selección de las que llevaría nuestro A6 50 TDI ideal. En total, alrededor de 9.000 euros sobre un total de más de 30.000 posibles.
Una de ellas sería, sin duda, la dirección dinámica a las cuatro ruedas -2.320 euros-, que convierte un 'aparato' de casi cinco metros de longitud en un utilitario ágil y fácil de aparcar en el tráfico urbano -ofrece el ángulo de giro de un Audi A3-, en una berlina deportiva en la carretera más endiablada o en un coche que en autovía ofrece mayor estabilidad y más facilidad para cambiar de carril, independientemente de la velocidad y sin que los pasajeros de atrás lleguen ni a enterarse.
Fabricado en aluminio y acero, el A6 50 TDI cuenta con una mayor rigidez torsional, rediseñadas suspensiones, una dirección progresiva de mejor tacto y una tracción total mecánica con diferencial central que, ya de partida, ofrecen en conjunto un aplomo envidiable y un andar que constantemente transmite a las manos sensaciones de ligereza, refinamiento y seguridad. Pero de las cuatro opciones de suspensión nos quedamos con la que cuenta con control de dureza de la amortiguación -1.380 euros-. Esta alternativa es más confortable que la suspensión deportiva, aunque reduce la altura 10 milímetros, y es mucho más barata que la neumática.
Enamora sobre el asfalto
El A6 50 TDI quattro Tiptronic enamora por cómo se planta sobre el asfalto, por su absoluto silencio de marcha -pocos identificarían este modelo sin logos exteriores con un diésel-, por sus increibles prestaciones –acelera más rápidamente que un Seat León Cupra R de 310 CV- y por su consumo, ya que éste solo se dispara por encima de los 7 l/100 km circulando muy por encima de los 140 km/h, o si abusamos de marchas cortas, del acelerador y de los modos de conducción más deportivos en carreteras de montaña. En este sentido, el modo Efficiency consigue poner a raya el gasto en combinación con las ventajas del sistema Mild Hybrid, una tecnología que en Audi funciona de verdad y que merece la etiqueta otorgada.
El 50 TDI básico ya lleva de serie unos extraordinarios faros de LED, por lo que no aconsejamos invertir en los Matrix LED o HD Matrix LED; y no porque no sean casi de ciencia ficción, si no por su elevado precio: 3.410 euros los HD. Tampoco aconsejamos las exageradas ruedas de 20 pulgadas que llevaba nuestra unidad de pruebas, ya que con 19 se consigue un mayor equilibrio y ahorramos otros 1.300 euros. Ahorro que sí deberíamos emplear en unos respaldos traseros abatibles, que en el anterior modelo eran de serie y ahora se convierten en una opción de 490 euros; en unos asientos eléctricos de Alcántara y cuero -1.710 euros- con sistema de ventilación y calefacción -975 euros-, o un sistema de reconocimiento de señales -245 euros- que complete un poco el equipamiento de serie, un poco pobretón en cuanto a sistemas de ayuda a la conducción se refiere. Es verdad que, como decíamos al inicio de la prueba, el nuevo A6 puede llevar hasta 39 sistemas de asistencia, pero la mayoría son opcionales y no precisamente baratos.
El interior del nuevo A6 destila un alto componente de calidad y ergonomía, en combinación con más centímetros disponibles en las plazas traseras y un salpicadero repleto de pantallas en una clara digitalización y adaptación a los tiempos que corren. Desaparecen interruptores y llegan superficies táctiles que incluso incorporan vibración y sonido en una tecnología háptica que ayuda al sentido del tacto para reconocer cada activación. Una transición digital atractiva y cómoda para un modelo interesantísimo como pocos por deportividad, refinamiento, agrado, prestaciones, consumos, espacio y el etiquetado ECO con todas sus ventajas. El diésel perfecto existe.
LA CLAVE
En este coche hay que dejarse un dineral, pero si lo que hay es dinero, el A6 probado lo puede tener todo. Un diésel potente con etiqueta ECO, tracción total, dirección a las cuatro ruedas, suspensión neumática regulable… Todo ello rodeado de la calidad habitual de Audi, la amplitud que ofrecen sus casi cinco metros de largo y tecnología para aburrir.