Quienes busquen un Q5 con tracción Quattro, cambio S Tronic de doble embrague y motor diésel -la mejor alternativa en un SUV hasta que se demuestre lo contrario- dudarán entre las dos versiones 2.0 TDI disponibles, con 163 y 190 CV, separadas por 2.700 euros. Y como el más enérgico de los dos nos defraudó ligeramente por prestaciones en su día, lo lógico era pensar que el 'básico' iría aún más justo. Pero no, de modo que la cosa empieza bien. Y eso que el peso es exactamente el mismo: 1.845 kilos.
En concreto, al 2.0 TDI 190 le medimos 8,7 segundos en la aceleración de 0 a 100 km/h -anuncia 7,9- y 16,3 en los 400 metros con salida desde parado, cuando el 2.0 TDI 163 ha registrado ahora 8,7 segundos en la primera maniobra -anuncia 8,9- y 16,3 en la segunda. Es decir, empate total, pese a los 27 caballos menos. Y se queda muy cerca en nuestras simulaciones de adelantamiento: 6,5 segundos tardó el de 190 CV en recuperar de 80 a 120 km/h y 6,9 ha requerido nuestro protagonista. Traducido a distancia, sólo 11 metros más en el carril contrario.
O sea, que va igual en carretera -en proporción, mejor- y encima ahorramos dinero, pues el equipo de serie es idéntico. Como idéntico es el gasto medio oficial: 4,9 l/100 km; o 5,2 litros si monta las llantas opcionales de 20 pulgadas -como alternativa a las de serie, de 17 pulgadas, también se ofrecen varias de medida 18 y 19-. En la práctica, el Q5 aquí probado se ha ido a una media real de 6,6 l/100 km en nuestro recorrido, que también es menos de lo gastado en su día por el de 190 CV: 7,0 l/100 km. Y puede que haya una explicación que justifique el buen rendimiento del motor 2.0 TDI 163: por ejemplo, que el par máximo es el mismo -40,8 mkg- y se mantiene entre 1.750 y 2.750 rpm; o que si en el 2.0 TDI 190 la potencia máxima está disponible de 3.800 a 4.200 vueltas, en el de 163 CV ese valor se mantiene entre 3.000 y 4.200 rpm. Es decir, claro empuje a cualquier régimen y mucha progresividad, lo que se redondea con la rápida y suave actuación de la caja automática S tronic de siete marchas. Y aunque hay más agrado que brillantez, a un porcentaje elevado de usuarios le valdrá perfectamente, sobre todo en ciudad, autovía… Si acaso, en carreteras de montaña echaremos de menos algo más de 'punch', sobre todo a plena carga.
Al respecto, el Q5 tiene buena capacidad interior, con espacio para cinco -detrás, el ocupante central se quejará un poco por el tamaño del túnel de transmisión- y un maletero de 550 litros que puede alcanzar los 610 litros si pedimos -430 euros- la banqueta trasera corredera, que tiene un juego de 12 centímetros.
Más caras son opciones -la lista es enorme, y muy tecnológica- como la suspensión neumática -2.385 euros-, la amortiguación regulable -1.195- o los fabulosos faros Matrix LED -2.320-, con las que el Q5 mejora… a base de disparar el precio. Y aunque la dotación del Q5 Básico es algo justa -los niveles Advanced o Design salen a cuenta-, debemos sumar elementos con cautela, pues, como viene, un Q5 ya brilla por calidad, confort o seguridad, y por un sano comportamiento al que contribuyen frenos, tracción, suspensión o una dirección, muy precisa, que ganaría si tuviese un cuarto de vuelta menos.
LA CLAVE
En su día, el Q5 con motor 2.0 TDI de 190 CV nos pareció estupendo, aunque dijimos que sus prestaciones distaban de ser deportivas: rápido, pero no muy rápido. La sorpresa ha sido comprobar que, con 27 CV menos, la versión 2.0 TDI 163 logra casi las mismas prestaciones. Y como gasta algo menos y es más barato, interesa más.