A pesar del maltrato sicológico que ha sufrido el diésel y sus usuarios en los últimos tiempos, casi siempre desde la propia administración, lo cierto es que la realidad es tozuda y sigue poniéndose de parte de un combustible que en los coches modernos cumple sobradamente con la normativa medioambiental y permite que a la gente muy viajera le salgan las cuentas mejor que con la gasolina. No vamos a hablar, por falta de espacio, de los científicos que han declarado que un coche eléctrico contamina hasta un 28 por ciento más que un diésel -en la producción de las baterías y en la electricidad que utiliza-, pero sí conviene saber que la web que ha lanzado Transición Ecológica incluye una tabla de comparación de costes de combustibles, donde el diésel se impone, por precio, a la electricidad servida por puntos de carga rápida, que son los habituales en las carreteras.
Así que si hablamos de un deportivo de casi 350 CV con motor diésel nadie se debería escandalizar, porque en 2021, y con decenas de eléctricos llegando a los concesionarios, podemos decir sin miedo a equivocarnos que queda diésel para rato. Y más si los que mantienen viva la llama son modelos como este Audi S5 Coupé con motor TDI V6, tracción total y cambio automático de 8 marchas, una joya de la ingeniería por cuanto recurre, entre otras cosas, a la tecnología de 48 voltios, lo que le permite reducir el consumo en hasta 0,4 l/100 km a base de recuperar energía o apagar el motor cuando el conductor levanta el pie del acelerador. Más adelante hablaremos de prestaciones y de emociones al volante, pero merece la pena conocer el funcionamiento de este sistema, que permite al S5 lucir la etiqueta ECO de la DGT en su parabrisas. Por ejemplo, el sistema start-stop actúa a velocidades inusualmente altas porque puede apagar el motor por debajo de 22 km/h cuando se llega a un semáforo en rojo. Y a velocidades de entre 55 y 160 km/h, el S5 puede avanzar en modo marcha por inercia -lo que solemos llamar conducción 'a vela'- con el motor apagado durante intervalos de hasta 40 segundos. Y un motor apagado no gasta. En cualquier caso, el consumo del S5 Coupé no es bajo, sobre todo si nuestro subconsciente asocia la palabra diésel a un gasto de mechero. Este deportivo V6 no es ningún mechero, pero la diferencia con un motor de gasolina comparable es concluyente.
La llegada de la tecnología Mild Hybrid con batería de 48 voltios también ha permitido utilizar un compresor eléctrico EPC, que apoya al turbocompresor suministrando empuje siempre que haga falta. A diferencia de un compresor convencional, el del S5, estrenado por el SQ7 TDI en 2019, recurre a un pequeño motor eléctrico que acelera la turbina del compresor con una potencia de hasta 7 kW. Su tiempo de respuesta es menor de 250 milisegundos, y en ese corto periodo puede acelerar la turbina -que tiene un diámetro de 68 milímetros- hasta las 70.000 rpm.
La combinación del compresor eléctrico y el turbocompresor evita vacíos en la entrega de potencia y permite que la generación de par sea instantánea, con un pico de 700 Nm y aceleración de un kilómetro con salida parada en poco más de 24 segundos, llegando a los 1.000 metros a una velocidad de 217 km/h.
Y el S5 Coupé TDI acelera de 0 a 100 km/h en un tiempo que se queda a menos de un segundo del conseguido por el RS 5 Coupé de gasolina, con 450 CV. Lástima que este V6 diésel no ofrezca el refinamiento de un motor equivalente en gasolina, ya que tanto al ralentí como al arrancar -en ciudad, con el stop/start, sucede muy a menudo-, se muestra tosco y ruidosillo. Nada que ver con la sonoridad o la finura del coche a velocidades mantenidas por autovía o autopista, situación en la que el S5 no parece un diésel.
Un habitáculo correcto
Bajo la elegante silueta del S5 encontramos un habitáculo correcto, aunque los más altos tendrán problemas para lograr una postura natural en las plazas traseras debido a la escasa altura del techo. También nos habría gustado encontrar un salpicadero más deportivo y diferenciado de otros A5. Y aunque lleva elementos de serie costosos como los faros Matrix LED, el portón trasero automático, el climatizador trizona o el Virtual Cockpit, algunos detalles de equipamiento llaman la atención por ofrecerse con sobreprecio. Es el caso del acceso y arranque sin llave, o que no haya ninguna pintura sin coste extra, pues incluso la blanca es opcional -375 euros- en un coche de 80.000.
La suspensión S, con reglajes firmes pero para nada radicales, es de serie, y en este caso no hay disponible una suspensión regulable, que por otra parte no se echa de menos. Y respecto a la tracción total permanente Quattro, en situaciones de conducción normales su diferencial central autoblocante distribuye el par entre los ejes delantero y trasero en una proporción 40:60. Cuando el sistema detecta un patinamiento, la mayor parte de la fuerza se dirige hacia el eje con mejor tracción. Y en casos extremos, el sistema puede mandar hasta el 70 por ciento del par al eje delantero y hasta el 85 por ciento al trasero, lo que asegura un comportamiento muy eficaz, pero también muy divertido, sobre todo desactivando ayudas y en el modo de conducción Dynamic.
En el S5, hablar de potencia diésel es hablar de emoción al volante, de un rendimiento brutal, de una notoria eficiencia, de efectividad, de tecnología a raudales y de las ventajas de su etiqueta ECO. Todo lo demás es palabrería.
LA CLAVE
Los coupé deportivos con motor diésel están en vías de extinción. No obstante, todavía hay marcas, como Audi, que apuestan por esta tecnología trabajando para que, en la medida de la posible, sea una solución de movilidad 'verde'. De estos mimbres nació el S5 TDI, que logra una catarata de sensaciones… con etiqueta ECO.