comscore

Prueba Audi Sport quattro. El día de la bestia

El martes 4 de junio de 2024 quedará para siempre guardado en mi memoria. Apenas son las 11:00 de la mañana de un soleado día en Ingolstadt (Alemania). Los días anteriores esta zona de Alemania ha estado asolada por las lluvias que han provocado grandes inundaciones, y hoy, seguramente una de las jornadas más importantes de mi existencia, echo en falta las gafas de sol y el protector solar. Y se agradece cuando lo que vas a tener entre manos es uno de los mitos de los 80, de esos que hacían sudar incluso a maestros del volante y los pedales: el Audi Sport quattro

Pero ¿cuál es la historia del Audi Sport quattro? De manera muy resumida, el Audi quattro lo había ganado todo, pero la competencia apretaba y en 1982, los responsables de la firma de los cuatro aros decidieron desarrollar una versión con una distancia entre ejes más corta y un motor renovado. Fue bautizado como Audi Sport quattro y sirvió de base para el Grupo B de rallys, para lo que la FIA obligaba a construir al menos 200 unidades.

Los Grupo B de rallyes marcaron una época, quizá la más gloriosa (y trágica) de este deporte. Peugeot 205 T16, Ford RS 200, Lancia 037… y, cómo no, el Audi Sport quattro, una bestia que cambió para siempre las reglas establecidas y que hemos podido probar en su versión de calle (como ya hizo mi compañero Julián en 2023).

Prueba Audi Sport quattro (12)

En su día, el Audi Sport quattro era un coche extremadamente caro: costaba 200.000 marcos alemanes, más del doble que un Mercedes Clase S de la época. Y actualmente, las pocas unidades que puedas encontrar a la venta se cotizan por encima de los 500.000 euros.

Empiezan los nervios…

Y aquí estamos, no con una, sino con nada menos que cuatro unidades de calle recién salidas de las instalaciones del Audi Tradition Center de Ingolstadt, en Alemania. Los responsables del centro nos confiesan que hay algunas más, incluida la primera que se fabricó, que únicamente se usa para eventos estáticos. Además, están representados todos los colores que llevó en su día el Sport quattro, incluido el negro que únicamente llevaron cinco unidades. Aunque, sin duda, los más venerados son el rojo y el blanco (Alpine White) que vamos a tener la ocasión de conducir durante una apasionante jornada.

Lo cierto es que el Sport quattro se ve algo desproporcionado, pues el capó es casi tan largo que el resto de la carrocería. Se debe a que recortaron nada menos que 32 centímetros la distancia entre ejes, algo que, aparte de hacerlo más ágil, tuvo sus consecuencias en el habitáculo. Las damnificadas son las plazas traseras, que no desaparecieron, aunque podrían haberlo hecho, pues no hay ser humano que pueda viajar en ellas, sea niño o adulto, pues literalmente no hay donde colocar los pies.

El puesto de conducción no admite pegas, con unos asientos Recaro que sujetan de maravilla. Nuestra unidad tiene dos particularidades: el volante no es el original y ha recorrido poco más de 17.000 kilómetros, bastante menos que el resto de las presentes.

Audi Sport quattro cuadro Motor16

Nada más arrancar, el cinco cilindros en línea nos regala una melodía que ya casi teníamos olvidada, pura, sin filtros. Los primeros metros transcurren con mucho respeto; no es para menos cuando llevas entre manos algo de tal valor. El cambio manual no es rápido ni preciso, al menos para los estándares de los últimos 20 o 30 años, hay que marcar bien los recorridos para insertar a la primera. Al menos el pedal del embrague no está excesivamente duro para lo habitual en la época. La dirección sí ofrece bastante resistencia en parado; algo normal, pues calza unas ruedas de 235 milímetros de ancho en el eje delantero.

Lo más sorprendente del Quattro sport es que no resulta nada incómodo, o al menos mucho menos de los esperado en un deportivo pensado para obtener la máxima eficacia. El nivel sonoro es alto en todo momento, pero no de los que molesta; todo lo contrario, lo grabaría para escucharlo todos los días.

En cuanto al motor, tiene el típico funcionamiento de los turbo de los 80: poco a bajo y medio régimen, y un empuje descomunal cuando el enorme turbocompresor comienza a soplar. Lo cierto es que los responsables de Audi Tradition nos han recordado que no los exprimamos al máximo, pues son coches con más de 40 años de antigüedad. Pero por cosas del azar, en uno de los trayectos tengo el honor de copilotar al mismísimo Stig Blomqvist, quien me muestra de lo que es capaz el 2.2 de 306 CV cuando lo exprimes al máximo. Lo resumo en pocas palabras: aún se me eriza el vello con sólo pensarlo.

Prueba Audi Sport quattro 8 Motor16

Llega el momento de devolver el coche al Audi Tradition, lamentando que no me sobren muchos cientos de miles de euros para, al menos, intentar hacerme con uno. Y millones de gracias a Audi España por permitirme vivir una experiencia al alcance de muy pocas personas en el mundo.

Derivaciones del Audi Sport quattro: Más allá de los rallyes

El Audi Sport quattro se hizo un nombre en el Campeonato del Mundo de Rallyes con Blomqvist, Mikkola, Mouton o Röhrl a sus mandos. No obstante, tras la prohibición de los Grupo B, fueron muchas las marcas que buscaron amortizar las inversiones realizadas en estos vehículos, con menor o mayor éxito.

En el caso concreto de Audi, puso el foco al otro lado del Atlántico, en una de las competiciones más legendarias a nivel mundial: el Pikes Peak International Hill Climb, o subida a Pikes Peak, donde se reencontraría con otro Grupo B como el Peugeot 205 T16. Allí lograría tres victorias consecutivas, con Michelle Mouton (primer mujer en vencer en la colina), Bobby Unser y Walter Röhrl.

Prueba Audi Sport quattro 1 Motor16

Este último fue el primero en bajar de los 11 minutos (10:47.850), aunque le duró muy poco: al año siguiente, un tal Ari Vatanen, a los mandos del Peugeot 405 Turbo 16, lo rebajó unas milésimas y, de paso, nos dejó uno de los vídeos más espectaculares que se hayan filmado en la historia de la competición del motor.