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Prueba con el Hyundai i30 1.4 T-GDI. Llegamos a 20.000 kilómetros

Cuando escribíamos el último artículo con el diario de viaje de 'nuestro' Hyundai i30 1.4 T-GDi, un lamentable accidente nos hacía perder un tiempo precioso en la consecución de nuestros objetivos de kilometraje semanales de prueba. Sin embargo, el excelente trabajo del concesionario de Hyundai, que tuvo el coche listo en un tiempo récord, y el sprint de nuestro equipo de probadores, que no han dejado descansar al coche ni un segundo, han permitido recuperar el tiempo perdido y ponernos casi al día en un abrir y cerrar de ojos.

Así, en un maratoniano trayecto, nuestro protagonista viajó a Andorra, bajó a Madrid, volvió a Andorra, de nuevo bajó a Madrid y de nuevo subió hacia Francia pasando la frontera desde Formigal por el Alto del Portalet, a 1.794 metros. El probador iba camino de la población francesa de Lembeye, y cuenta como anécdota en su diario de abordo que en lo más alto del puerto, con una temperatura ambiente en torno a 4 grados, aparcó el coche durante una hora tras circular con la climatización ajustada a 22 grados. Al volver al coche tras esos 60 minutos, y sin que el sol hubiese asomado en momento alguno, la sensación térmica interior se había mantenido, señal del buen aislamiento térmico que tiene el nuevo i30, lo que sin duda también está relacionado con el trabajo de insonorización y estanqueidad que tanto hemos destacado en este modelo.

Desde Lembeye, donde en el plazo de tres horas la temperatura ambiente exterior pasó de 22 a 9 grados y acabó cayendo una lluvia torrencial, el coche se traslada al Santuario de Lourdes; y a continuación, a Biarritz y a Bayona para después volver a Madrid. En total, el i30 ha recorrido en menos de 15 días un total de 7.000 kilómetros, y los dos probadores que se han mantenido al pie del cañón siguen destacando como virtudes indudables del coche el silencio de marcha y el agrado de conducción, la respuesta del motor, la amplitud interior, el impecable paso por curva y el compromiso entre la firmeza de la suspensión y la comodidad con que se viaja.

Destaca por su calidad

Por lo que vemos, el i30 sorprende por su calidad y por lo agradable de su conducción. Pero también ha habido críticas, y otros probadores han puesto su granito de arena en el diario de abordo. Por ejemplo, Pedro destaca positivamente que el cambio engrana la séptima marcha en cuanto puede con el modo ECO activado, una lógica de funcionamiento que permite ahorrar combustible de forma habitual. Felipe critica el funcionamiento del navegador porque en una ocasión le mandó lejos de su destino. Julián dice que al ocupar las plazas traseras hay poco hueco para meter los pies bajo los asientos delanteros cuando estos van bajos, una pega que se compensa con el generoso espacio para las rodillas o en anchura. Y también explica el susto que se llevó cuando en una ocasión tuvo que pisar ligeramente el freno porque un conductor invadió su carril y, una vez soltado el pedal porque el peligro había desaparecido, el sistema de seguridad del coche se hizo dueño de la situación y clavó los frenos. Una reacción típica de estos sistemas, que en un momento dado pueden salvarte de un golpe y en otro, frenar sin necesidad por prevención.

Jesús dice que a veces llenar el depósito de combustible cuesta más de la cuenta porque coge aire y la gasolina no entra, pega que, curiosamente, nadie más ha detectado. Otra de las conversaciones habituales en torno a la conducción de este i30 de gasolina -que, recordemos, rindió en banco de potencia nada menos que 151,5 CV reales- tiene que ver con el consumo, pues es lo primero que preguntan muchas de las personas que se interesan por el coche tras conocer su condición de gasolina potente y automático. Antes de nada conviene aclarar que esas grandes diferencias de gasto entre modelos de cambio manual y los de caja automática pasaron a la historia porque la tecnología tan avanzada de las nuevas transmisiones, sobre todo si cuentan con doble embrague interno como la que nos ocupa, ha avanzado hasta tal punto que, a veces, la versión automática gasta menos que la manual. En este caso, la diferencia es mínima entre el i30 1.4 T-GDi con cambio automático DCT y la misma variante, pero de transmisión manual. Con todo, no ha habido cambios en este sentido para la unidad de pruebas salvo un casi inapreciable descenso en las cifras. El consumo medio ponderado siguen oscilando entre los 5,9 y los 7,5 l/100 km, en función del tipo de utilización, el escenario, el número de ocupantes y si llevas seleccionado el modo ECO o el modo Sport. Pero lo habitual es ver la cifra de 6,5 l/100 km en el ordenador, un consumo que resulta contenido para un vehículo de estas características.

El i30 también ha circulado mucho por el centro de grandes ciudades como Madrid y Barcelona, entorno donde salen a relucir las grandes ventajas del cambio automático; y más si se trata de uno de doble embrague –mucho más rápido y eficaz-, y con levas en el volante. En este caso, el consumo aumenta hasta lo 8 l/100 km, 1,5 por encima del homologado por la casa en condiciones de laboratorio. Seguimos.

Accidente a 0 km/h. El problema de no mirar por los retrovisores

Cuando estás detenido en una fila de varios coches formada para entrar en el aparcamiento del recinto de Ifema en Madrid, nunca te puedes esperar algo como lo que le pasó a nuestro fotógrafo Alvaro García Martins. Y lo que le ocurrió es que la conductora del vehículo que estaba detenido justo delante, como a dos metros de distancia, decidió que no quería seguir esperando, engranó la marcha atrás y, sin pensárselo dos veces, aceleró a tope sin ni siquiera mirar por los retrovisores. El golpe del Kia Carnival contra nuestro i30 fue tremendo, aunque más tremenda todavía fue la cara de la mujer que se bajó del monovolumen coreano diciendo que había mirado y no le había visto... Son cosas que pasan, pero al volante no valen arrebatos por estrés: pueden costar muy caros.