El Gas Natural Comprimido GNC es el mismo gas que utilizamos en casa, pero comprimido a menos de un 1% de su volumen normal. Es un combustible que utilizan en el mundo más de 20 millones de vehículos de todo tipo, y que en España mueve a un parque que ha aumentado más de un 133% respecto a 2016, pues en la actualidad hay más de 6.000 vehículos animados por GNC, de los que 1.700 son vehículos ligeros. Y también es el gas que utiliza el Seat León ST 1.4 TGI con el que vamos a recorrer un buen número de kilómetros durante un mes de prueba en todo tipo de condiciones y entornos. Los modelos que combinan el gas natural y la gasolina, a los que Seat llama 'híbridos', reducen las emisiones más contaminantes, con un 85% menos de NOx y un 25% menos de CO2. Esto, además de beneficiar el medio ambiente, les otorga el distintivo 'ECO' de la Dirección General de Tráfico, tipificación que les permite circular libremente por la ciudad todos los días, además de ventajas fiscales, descuentos en peajes y aparcamientos, o acceso a ciertos carriles VAO con independencia del número de ocupantes.
Pero, además, el León ST 1.4 TGI ahorra combustible, y por lo tanto mucho dinero, incluso respecto a un modelo diésel. De hecho, el León movido por GNC ahorra un 30% en coste por kilómetro frente a un León diésel de potencia equivalente, y un 50% frente a un León con motor de gasolina también con 110 CV.
La versión: Seat León ST 1.4 TGI
Exteriormente, el León de gas es exactamente igual que un León de gasolina, a diferencia exclusivamente del logo TGI usado en el primero. Y por dentro tampoco hay excesivas diferencias, aunque el cuadro de instrumentos incorpora informaciones específicas de los depósitos adicionales de gas, con capacidad de 15 kilogramos, y un ordenador de viaje que calcula el consumo tanto de gas como de gasolina, la calidad del gas empleado y la autonomía.
No obstante, la diferencia más destacable entre un León TSI de gasolina y un León TGI movido por sistema bifuel es el referido a la capacidad del maletero. Y es que las bombonas de gas, situadas bajo la zona de carga, ocupan el espacio donde normalmente va alojada la rueda de repuesto minimizada opcional, sustituída en este caso por un kit de reparación, de serie también en el resto de la gama León. En cualquier caso, el maletero del León ST es el más adecuado para un sistema bifuel, ya que ofrece mucho más espacio, y aunque los depósitos de gas ocupen el hueco equivalente a 105 litros, aún quedan 482 litros que permiten acomodar sin problemas el equipaje de toda una familia.
Pero hay otros cambios importantes en el León TGI que tienen que ver con los realizados en la mecánica para permitir, indistintamente, la utilización del gas y de la gasolina. Se trata del motor 1.4 TGI, cuya adaptación para la utilización de este carburante se ha realizado con éxito en el Centro Técnico de Martorell. El motor 1.4 turboalimentado desarrolla una potencia de 110 caballos, que le permite alcanzar unas brillantes prestaciones de 194 km/h de velocidad máxima y una aceleración de 0 a 100 km/h en 11,0 segundos, sólo 9 décimas más de lo que tarda su hermano con motor 1.2 TSI de idéntica potencia. Su consumo es de sólo 3,6 l/100 km, y sus emisiones son tan reducidas -96 g/km en carrocería ST- que está exento del pago del impuesto de matriculación.
Pero veamos qué modificaciones se han realizado en el motor para que el León TGI presuma de un funcionamiento idóneo y una fiabilidad idéntica a la que ofrece un motor movido por un combustible tradicional. En primer lugar, los ingenieros del Centro Técnico de Seat en Martorell han recubierto los segmentos de una aleación de níquel/cadmio ideal para mejorar el rozamiento. También se ha aumentado la alzada de las levas del árbol de admisión para que en la mezcla haya más aire; y, además, el turbo cuenta con un compresor algo más pequeño y con menor inercia para ganar elasticidad y empuje a bajo régimen. Con todo, el conductor de un León TGI que desconozca las características del modelo que prueba nunca sabría que conduce un coche movido por gas porque hay diferencias mínimas en cuanto a rendimiento y una menor sonoridad. Y el paso de gas a gasolina se realiza de forma automática sin que al volante se aprecie la más mínima alteración.
Más de 1.400 km de autonomía
Seat anuncia para su León ST TGI una autonomía oficial de 430 kilómetros con los 15 kilogramos de gas, y de 940 con los 50 litros de su depósito de gasolina. Es decir, que la autonomía total se dispara hasta los 1.370 kilómetros, mientras que un León de gasolina con potencia similar podría recorrer 1.020 kilómetros, y un TDI, 1.219 kilómetros. Nosotros hemos comenzado esta prueba larga del León ST TGI con un viaje a Barcelona que nos ha salido por 22 euros la ida y 23 la vuelta, utilizando exclusivamente gas, pues la generosa autonomía del depósito de 15 kilogramos nos ha permitido repostar a 300 kilómetros de Madrid, en Zaragoza, aunque este itinerario ofrece diferentes alternativas con diversos puntos de repostaje. En este sentido, hay que destacar como muy positivo que el navegador del León TGI esté programado para que cuando queda poca reserva de gas ofrezca al conductor la posibilidad de llevarle a la gasinera más próxima, y aprovechar al máximo el precio más competitivo de este combustible. Con la tranquilidad que proporciona saber que siempre tenemos a nuestra disposición un depósito de 50 litros de gasolina, que daría para recorrer entre 700 y 900 kilómetros adicionales si no encontramos una gasinera cercana o no tenemos tiempo de repostar gas. En cualquier caso, en el transcurso de la prueba iremos comprobando tanto el consumo como la facilidad para repostar en alguna de las 50 estaciones públicas que suministran gas natural en España. Una red que poco a poco irá aumentando, entre otras razones por el acuerdo firmado entre Seat y Gas Natural Fenosa para impulsar el gas natural como combustible de vehículos.
El Seat León ST TGI. Con las mismas ventajas que un híbrido enchufable
Desde marzo de 2015, la Dirección General de Tráfico está clasificando y etiquetando los vehículos por su nivel de contaminación. La clasificación de los vehículos deriva del Plan Nacional de Calidad del Aire y Protección de la Atmósfera 2013-2016 (Plan Aire), en el que se afirma que tanto las partículas como el dióxido de nitrógeno tienen en el tráfico rodado la principal fuente de emisión en las grandes ciudades, y propone la clasificación de los vehículos en función de los niveles de contaminación que emiten. Esta medida tiene como objetivo discriminar positivamente a los vehículos más respetuosos con el medio ambiente y ser un instrumento eficaz para establecer políticas municipales que resulten útiles en episodios de alta contaminación, permita establecer zonas de bajas emisiones en los centros urbanos y contribuya, al mismo tiempo, a la promoción de vehículos propulsados por energías alternativas como este Seat León de gas. Los titulares de los vehículos más antiguos y contaminantes no recibirán distintivo ambiental.
Etiqueta 0 Emisiones: Vehículo eléctrico de batería (BEV), vehículo eléctrico de autonomía extendida (REEV), vehículo eléctrico híbrido enchufable (PHEV) con una autonomía de más de 40 kilómetros o vehículos de pila de combustible.
Etiqueta ECO: Vehículos híbridos enchufables con autonomía de hasta 40 kilómetros, vehículos híbridos no enchufables y vehículos propulsados por gas natural (GNC y GNL) o gas licuado del petróleo (GLP). En todo caso, deberán cumplir los criterios de la etiqueta C.
Etiqueta C: Turismos y furgonetas ligeras de gasolina matriculadas a partir de enero de 2006 y diésel a partir de 2014.Vehículos de más de 8 plazas y pesados, gasolina y diésel, matriculados desde 2014. Por tanto, los de gasolina deben cumplir la norma Euro 4,5 y 6, y en diésel, la Euro 6.
Etiqueta B: Turismos y furgonetas ligeras de gasolina matriculadas a partir de enero del año 2000, y diésel a partir de enero de 2006.Vehículos de más de 8 plazas y pesados, tanto de gasolina como diésel, matriculados a partir de 2005. Por tanto, los de gasolina deben cumplir la norma Euro 3; y en diésel, la Euro 4 y 5
El Seat León TGI se puede aprovechar de las ventajas de la etiqueta ECO, que consisten en la bonificación de hasta el 75% del impuesto sobre vehículos de tracción mecánica en Madrid y Barcelona, ayuda que varía en otras comunidades autónomas. También nos libra del impuesto de matriculación. Y regalo de tarjeta de combustible de Gas Natural valorada en 200 euros. Los beneficios específicos en Madrid se traducen en el libre acceso al interior de la M-30 en los episodios de restricciones al tráfico por contaminación y en el ahorro del 50% al aparcar en zonas de estacionamiento regulado. Y las ventajas en Cataluña son un descuento de 750 euros al adquirir un vehículo GNC en la zona ZEPA, descuento en los peajes dependientes de la Generalitat y libre acceso al carril VAO C-58 de esa comunidad autónoma.
El GNC es tan seguro como el resto de combustibles
En Seat son conscientes de que muchos usuarios son reticentes a la hora de adquirir un coche movido por gas porque dudan de la seguridad que proporciona ese tipo de combustible. Sin embargo, desde las marcas que recurren a este sistema alternativo de propulsión quieren dejar claro que el GNC proporciona la máxima seguridad. En su estado natural, el gas natural es inodoro. Pero como medida de seguridad para detectar posibles pérdidas o escapes, el gas natural se perfuma para permitir una fácil detección, incluso con una concentración en el aire de sólo el 0,3 por ciento. Además, para que se produzca la combustión, mucho más difícil que con la gasolina, es necesario entre un 5 y un 15 por ciento de concentración en el aire. El GNC está almacenado a alta presión -aproximadamente a 200 bares-, y tanto el depósito como los conductos están construidos y preparados para soportar dicha presión.
Asimismo, el circuito dispone de válvulas de seguridad que se abren en una situación de excesivo calor, dejando salir el gas a la atmósfera. Como comparación, esta evacuación nunca ocurre, por ejemplo, en los vehículos de gasolina o diésel. Asimismo, los vehículos equipados con tecnología GNC están sujetos a los mismos requisitos de seguridad y 'crash test' que el resto de los vehículos, y obtienen los mismos resultados.