El diccionario no contempla la palabra coupé. Sin embargo su uso está más extendido que cupé: «coche de caballos cerrado, de dos asientos comúnmente». Eso nos remonta al Siglo XIX, pero al popularizarse el uso del vehículo pasó a hacer referencia a un turismo de dos puertas y dos asientos.
Hoy día, todo tipo de coupé
Los tiempos cambian, hasta el punto de que ahora hay coupés con cinco plazas, con cuatro o cinco puertas (el Mercedes CLS abrió la veda en el año 2004), e incluso coupés diésel desde la llegada del Peugeot 406 Coupé HDI (antes incluso hubo un Renault Fuego turbodiésel).
Los últimos coupés en ponerse de moda han sido los denominados Sports Activity Vehicle (SAV), un segmento inaugurado en 2008 por el BMW X6. Pero un precio de partida de 72.900 euros y sus 4,88 metros de largo le cierran puertas, aunque pongan su mirada en él clientes fieles a la marca bávara, quienes verán con mejores ojos este X4, igual de deportivo pero más comedido en tamaño.
La nueva Serie 4 de BMW es la excusa para lanzar este X4, que toma la base del BMW X3. Comparten distancia entre ejes -2.810 milímetros- y mide 4,67 metros de largo. Es 36 milímetros más bajo que un X3; aun así, mide 1,62 metros de altura, como un Citroën C4 Picasso.
Portón eléctrico de serie
De su diseño llama la atención la caída del techo, que finaliza en un portón de apertura y cierre eléctrico. Se agradecería un limpialuneta, al igual que se agradecen los sensores de aparcamiento, pues avistar por el retrovisor interior lo que tenemos cerca es complicado.
El portón da acceso a un maletero de 500 litros -495 tiene un Serie 3 Touring- que se puede ampliar hasta los 1.400 litros gracias a los respaldos traseros divididos en tres piezas 40:20:40.
Una plaza central trasera mínima
Las plazas traseras se ven condicionadas por esa caída del techo, sobre todo la central. Hay 93 centímetros de altura interior, cota que permite acoger personas de 1,85 metros de estatura. Pero en la central hay sólo 86 centímetros, lo que unido a un mullido del asiento más duro, el túnel central y la ausencia de reposacabezas condiciona su uso, siendo la única contraprestación frente a un X3.
Los asientos traseros van 28 milímetros más bajos que en un X3, y los delanteros 20. Así, el acceso es más cómodo que en una berlina y delante no hay cambio alguno respecto a un X3. La ergonomía es buena una vez acostumbrados al mando iDrive, y la calidad roza la perfección.
Nuestra unidad con 18.600 euros en opciones
Ni que decir tiene que entre sus opciones aparecen cuero, navegador y «Head Up Display», además de infinidad de elementos de seguridad activa. Pero también cosas tan aparentemente lógicas como las bolsas en los respaldos o los parasoles iluminados… con bombillas, que contrastan con la tecnología de los faros led, que rondan los 3.000 euros y que hacen el día cuando el sol cae.
El motor 30d. La opción ideal
El propulsor 30d es el escalón intermedio en diésel. Cuesta 9.771 euros más que el 20d con cambio automático y 190 CV, y 4.300 euros menos que un 35d de 313 CV. Seguro que con el 20d ya va de cine, pero este BMW X4 pesa 1.895 kilos; muchos. Aún así es más ligero que sus rivales. Es por ello que este motor de seis cilindros en línea es el aliado perfecto al ofrecer nada menos que 258 CV y un par máximo de 57,1 mkg a sólo 1.500 rpm.
No presenta la aspereza que caracteriza a los motores diésel de cuatro cilindros de BMW, sino que es suave y agradable al acelerar, sus vibraciones son cero y además emite un sonido deportivo cuando damos rienda suelta a su caballería.
El cambio ZF de 8 velocidades tiene levas y trabaja junto al Driving Experience Control, con los programas Eco Pro, Comfort, Sport y Sport+. De este modo engrana marchas antes para ahorrar combustible (en Eco Pro también varía el funcionamiento del climatizador y activa la navegación a vela, por la que introduce punto muerto cuando dejamos de acelerar en autovía, de manera que cubrimos más metros por la inercia) o nos deja subir hasta acariciar las 4.500 rpm, convirtiendo al BMW X4 en un deportivo de verdad. Y nunca mejor dicho, pues alcanza 234 km/h de punta y, gracias al «Launch Control», calca el registro oficial a la hora de acelerar de 0 a 100 km/h: 5,8 segundos. Son sólo cuatro décimas más de lo que medimos al Audi Q7 V12 TDI de 500 CV. Además, sale de los primeros 1.000 metros a 195 km/h.
Una dinámica cercana a un deportivo
También frena con energía y la tracción xDrive ayuda a que las pérdidas de tracción sean inexistentes. Si activamos el modo Sport o Sport+ (este desconecta el ESP) endurece sus suspensiones, controladas electrónicamente por unos módicos 1.305 euros, y manda más potencia al eje trasero, otorgándole una dinámica aún más deportiva, pero sin llegar a los niveles de las berlinas de BMW, en las que nuestras posaderas van 20 centímetros más cerca del asfalto. Su rápida y precisa dirección ayuda a que el X4 pase por donde apuntamos con el volante.
Otro factor fundamental en su comportamiento son sus neumáticos, en nuestro caso opcionales y con llantas de 19 pulgadas. Delante equipaba gomas 245/45 y detrás 275/40.
Como todo BMW cuenta con Start/Stop, regeneración de energía en frenada… Así, homologa un consumo de 5,9 l/100 km, a los que es complicado acercarse. Hemos medido un gasto real de 7,4 l/100 km, y en carretera la octava velocidad permite circular a 120 km/h a sólo 1.750 rpm, lo que también ayuda ahorrar.
Ahora bien, este consumo seguro que no descuadra la economía familiar del mes, más cuando hay que pagar 60.400 euros por disfrutar de este coupé que permite ver la vida desde otra perspectiva.