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Citroën Berlingo BlueHDi 130 Shine XTR. Un fenómeno

Citroën se sacó de la manga los denominados 'Ludospaces' hace ya 22 años, cuando presentó su primer Berlingo, un tipo de vehículo que servía a la vez como herramienta de trabajo y como coche familiar durante los fines de semana o las vacaciones. El 'invento' funcionó, y el Berlingo cubrió un nicho de mercado muy necesitado de ese tipo de vehículos. Con los años el Ludospace de Citroën ha ido evolucionando para adaptarse a las nuevas tendencias, y ahora ha llegado un Berlingo que, gracias a sus características específicas y a su estilo, ya compartimenta y separa a la perfección lo que es el trabajo y lo que es el ocio. De manera que, por ejemplo, el Berlingo de nuestra prueba podría pasar perfectamente por un moderno monovolumen con estilo y personalidad, dejando suficiente tierra de por medio respecto a una versión comercial con aspecto y ventajas de furgoneta.

El nuevo Berlingo sorprende por su aspecto, original y divertido. Pero la sorpresa se convierte en incredulidad cuando se repasa la dotación de la versión BlueHDi 130 Shine con el Pack XTR, ya que su equipamiento se corresponde más con el de un modelo premium que con el de un vehículo cuyo nombre el comprador tendrá que dejar de relacionar directamente desde ya con una furgoneta de reparto. Porque este Berlingo lleva detector de fatiga, detector de neumáticos poco inflados, reconocimiento de señales, aviso de cambio involuntario de carril activo, encendido automático de faros y de limpiaparabrisas, climatizador bizona o freno de estacionamiento eléctrico, entre otros muchos elementos. Además, como opción el coche puede llevar recarga inalámbrica del smartphone, ayuda al estacionamiento trasero con cámara de visión 180º, Head-up display, acceso y arranque manos libres, Park Assist, luces de carretera automáticas, llamada de urgencia y asistencia localizada por GPS, techo panorámico con cortina eléctrica, sistema Grip Control, navegador 3D… Equipar hasta los dientes un modelo requiere de fuertes inversiones por parte del fabricante, pero es relativamente fácil. Lo difícil es combinar todo eso con un interior práctico y amplio, con un motor coherente, con la maniobrabilidad que exige una gran ciudad o con la estabilidad que se le pide a un vehículo que suele ir bastante cargado. Y en Citroën han conseguido combinar todo ello en un modelo que debería estar en la lista de 'posibles' de un cliente que lo quiera tener casi todo en un formato mitad monovolumen, mitad todocamino.

En el interior, el nuevo Berlingo mantiene su ergonomía y sigue derrochando ingenio con soluciones más que prácticas. Como esa doble guantera, una palanca de cambios muy a mano sobre la consola central, un volante multifunción útil y deportivo, o una pantalla táctil de 8 pulgadas que, con buen criterio, deja al margen los mandos de climatización, que se pueden regular 'a mano' de forma tradicional. Los tres asientos individuales traseros tienen un tamaño algo justo si van a viajar tres adultos, pero se abaten con facilidad dejando una superficie plana especialmente útil. El techo Modutop opcional sigue siendo un aliciente muy interesante si viajan niños por el juego que dan sus numerosos huecos. Y la luna trasera practicable permite acceder a una bandeja que se puede situar a dos alturas, para no tener que abrir siempre un portón que necesita casi un metro libre por detrás si se aparca en línea.

Con 130 CV de potencia

El motor BlueHDi de 130 caballos es una delicia por silencio de marcha, empuje a bajas revoluciones y agrado general, aunque en uso real el consumo va demasiado ligado al tipo de utilización y resulta fácil pasar de cifras optimistas a otras menos comedidas. También nos ha gustado el cambio manual por la posición de la palanca, el escalonamiento y su precisión; sin embargo, por 1.200 euros más el Berlingo con este motor puede solicitarse con el magnífico cambio automático EAT8, mucho más recomendable para una utilización que combine el uso en el entorno urbano con viajes de largo recorrido. En el escenario de la gran ciudad, el Berlingo es el rey por tres razones importantes. Una de ellas es su visibilidad perimetral gracias a una superficie acristalada muy generosa. Otra es su increíble radio de giro, que permite aparcar en menos tiempo y con menos maniobras, o cambiar de sentido en muy poco espacio. Y la tercera, la facilidad que nos brinda el magnífico propulsor y el buen escalonamiento del cambio para circular en marchas largas a baja velocidad, reduciendo consumos.

Y en cuanto a estabilidad se refiere, el Berlingo goza de un equilibrio sobresaliente a pesar de su altura y de su peso. El coche es cómodo, pero las suspensiones aguantan el tipo en las carreteras más enrevesadas con nobleza y sin reacciones inesperadas. Además, por menos de 500 euros el sistema Grip Control convierte al Berlingo en un todocamino que se defenderá bien en situaciones complicadas de adherencia. Y por otros 500 euros, la tercera fila ampliará a siete el aforo de uno de los multiusos más recomendables del segmento.

LA CLAVE

Modelos que hasta no hace mucho veíamos como furgonetas para un tipo muy concreto de compradores, se han reinventado convirtiéndose en vehículos multiuso mucho más abiertos a todo tipo de públicos. Y el nuevo Berlingo es una clara muestra de este fenómeno. Un coche absolutamente recomendable.