No cabe duda de que el segmento A, que salpica a los pequeños utilitarios, ha sido uno de los grandes triunfadores del año recién concluido, con un incremento del 40 por ciento con respecto a 2013. Si tenemos intención de adquirir un vehículo de estas características podemos elegir entre prácticamente una veintena de modelos sumamente atractivos, ya que pocas son las marcas que renuncian a esta porción de un pastel que, por otra parte, no resulta especialmente rentable porque el margen de beneficio es pequeño. Pero lo importante es sumar…
Trillizos junto al Toyota Aygo
Dos de sus últimos representantes son nuestros protagonistas, el Citroën C1 y el Peugeot 108 que, junto al inminente Toyota Aygo, forman lo que pueden considerarse «trillizos» por genética, ya que los tres comparten desarrollo y cadena de montaje para abaratar costes.
Los dos primeros, representantes del Grupo PSA, se desmarcan del japonés al incorporar un motor de la «casa». Además del 1.0 de 68 caballos añaden un 1.2 Pure Tech, también tricilíndrico, que eroga 82 caballos y nos brinda nuevos bríos y mejores prestaciones para poder salir con mayor solvencia de la ciudad. Éste es el propulsor de gasolina que montan nuestros vehículos.
Aun así el hábitat natural de esta especie de «Zipi y Zape» es la gran urbe y su enfoque principal se centra en conductores jóvenes y activos que exigen cada día más, sobre todo en materia de conectividad.
Una estética de cada casa
Primer punto: se trata del mismo coche, pero con diferente cara. Nos costará encontrar diferencias si los vemos pasar lateralmente, o incluso si los observamos por la zaga, aunque los pilotos y el umbral del paragolpes son diferentes.
No ocurre lo mismo en el frontal, donde el mérito reside en que cada uno goza de su propia personalidad, con rostros completamente diferentes. Nos atreveríamos a decir que más atrevido y desenfadado en el C1, y de perfil más elegante en el 108. Por cierto, el capó de este último es más largo y las vibraciones sobre él son más evidentes al ralentí.
La estética ya puede ser por sí misma una de las razones para decantarse por uno u otro, ya que el tamaño (las diferencias en su longitud no llegan a un centímetro) no parece una razón de peso. En cualquier caso ninguno sobrepasa los 3,48 metros de largo y nos atreveríamos a recomendar las carrocerías con cinco puertas, ya que facilitan mucho las cosas por un sobrecoste de 300 euros.
Diferencias de matices en el interior
Coloristas y juveniles, los acabados recurren a plásticos duros, pero están sólidamente ajustados. En este caso no encontraremos cambios significativos, aunque los hay a nivel de tapicerías, y a favor del 108, que con el acabado que nos ocupa monta un sistema de acceso y arranque sin llave, no disponible en su rival.
El resto es un calco, salvo por los logos corporativos. El volante se regula sólo en altura y conviene sujetarlo con fuerza al regularlo porque la instrumentación del cuadro es solidaria con la caña de la dirección y pesa.
Los asientos son más bien blandos, pero cómodos en ambos casos, y la visibilidad correcta. Detrás ofrece dos plazas más, para un aforo total de cuatro. Quizás alguno piense que con una cota de anchura tan escasa es lo mejor, pero lo cierto es que hay rivales de tamaño similar que sí ofrecen cinco plazas.
Equipados a la última
Nuestras versiones incorporan de serie un coqueto techo de lona eléctrico que se puede accionar en marcha. La apertura es con un solo toque a un mando (tarda 11 segundos) y deja abierta una gran superficie, aspecto que agradecerán los ocupantes de las plazas traseras, ya que esas ventanillas son de apertura tipo compás. Para cerrar el techo hay que mantener pulsado el mando el último tramo. Un pequeño deflector se eleva en el parabrisas y resulta eficaz hasta prácticamente los 90 km/h, pero la calidad de la lona no es excepcional y la sonoridad es evidente en el interior.
También lo son las vibraciones que llegan desde el motor, sobre todo al ralentí. Ya hemos desvelado que se trata de un propulsor de gasolina de 1,2 litros y naturaleza tricilíndrica de la familia Pure Tech.
Motores de tres cilindros Pure Tech
Como suele ocurrir con este tipo de motores, la sonoridad es más acusada. No llega a molestar, pero suena «más» y «diferente» de lo que estamos acostumbrados. Asociado a una caja manual de cinco relaciones, de tacto agradable pese al tamaño de la palanca, este «tándem» mueve con soltura un conjunto que, en ambos casos, apenas supera los 950 kilos en orden de marcha.
Voluntarioso a bajo régimen, este motor es tremendamente elástico; tanto, que en segunda marcha y apurando a fondo el acelerador acaricia los 90 km/h.
Si analizamos las prestaciones, destacar que ninguno de los dos marca referencias, pero sus números les permiten afrontar incluso desplazamientos fuera de la ciudad sin ningún problema. Eso sí, conviene llevarlo alegre de vueltas para obtener una respuesta convincente, algo que no sucede en las calles de la ciudad, donde se muestra bastante agradable y resolutivo. Y para los más curiosos comentar que las diferencias registradas por nuestro correvit son mínimas, pero siempre a favor del C1. Se lo achacamos a que el motor estaba algo más rodado que el de su rival. Decir que son capaces de acelerar de 0 a 100 km/h en 11,7 segundos y que pueden alcanzar una velocidad máxima de 170 km/h. En lo que a consumos se refieren, los 4,3 l/100 km que homologan se elevan hasta unos reales 5,8 l/100 km, un dato que no está del todo mal y es convincente.
Más efectivos que sus antecesores
En el aspecto dinámico tanto el C1 como el 108 se muestran en esta nueva generación mucho más efectivos que antes. Se ha retocado la dirección, el tren delantero y, sobre todo, el eje trasero, que incluye nuevos amortiguadores y muelles. El resultado es que los dos modelos siguen gozando de tarados suaves, pero se muestran mucho más asentados a la hora de afrontar curvas y el conjunto no se descompone al frenar en seco o en baches.
La dirección es bastante precisa, con 2,6 vueltas de volante entre topes, y en apenas diez metros podemos dar media vuelta, aspecto a tener en cuenta a la hora de maniobrar en las calles de la gran ciudad.
Tampoco hay variaciones en el tamaño de las llantas y los neumáticos (165/60 R15), ni en los discos de freno o tambores traseros, por lo tanto, las distancias de frenado registradas son prácticamente un calco, necesitando unos 57 metros para detenerse desde 120 km/h.
El consumo también es, lógicamente, casi el mismo. Como suele ocurrir con este tipo de pequeños motores tricilíndricos, los registros en conducción «tranquila» son sumamente atractivos, pero se disparan un tanto a medida que se les exige algo más porque van más forzados de lo normal.
Alguien puede decir que el precio no es tan ajustado como se espera. En su defensa diremos que estamos ante los acabados más altos de sus respectivas gamas y suman los techos de lona, que incrementan el precio (el Citroën cuesta 14.150 euros y el Peugeot 14.820 euros).
Enfocados a un público joven y activo, el equipamiento incluye el denominado Mirror Screen, tecnología que nos permite disponer del contenido multimedia y las aplicaciones de nuestro smartphone y manipularlas desde una generosa pantalla táctil de siete pulgadas situada en el salpicadero.
En una contienda tan igualada los pequeños detalles cuentan. El 108 incorpora faros antinibla, acceso y arranque sin llave y lunas tintadas traseras, elementos no disponibles en el C1. Y con la campaña de descuento resulta algo más barato. Blanco y en botella, aunque si el mes que viene la cosa cambia…