No debe ser fácil para una marca que está empezando, como DS, acometer la actualización de su modelo estrella; y más cuando este supone casi la mitad de las ventas de la marca. En concreto, el DS7 copa el 42 por ciento de las operaciones que la marca de Stellantis ha realizado en su corta pero ya intensa historia.
Para seguir siendo líder en la marca y uno de los preferidos en su segmento entre los modelos premium, en DS han decidido retocar solo ligeramente su estrella. Lo más evidente es que pierde ese apellido Crossback que caracterízaba al primer DS 7. Pero eso es solo ‘fachada’, porque el cambio más profundo está en el concepto y en la apuesta por la sostenibilidad.
2… Y por una racional versión diésel
Ese es, sin duda, el gran cambio que guarda el SUV francés. La gama queda, por tanto, configurada con una versión diésel de tracción delantera y 130 caballos que homologa un gasto de 5,5 l/100 km, unas emisiones de 143 g/km de CO2 y la etiqueta C.
Y a partir de ahí todo son híbridos enchufables. Partimos del E-Tense 225 de tracción delantera con 64 kilómetros de autonomía eléctrica bajo el protocolo WLTP y hasta 76 en ciudad. Su consumo de 1,2 l/100 km le procura unas emisiones de 28 g/km.
Siguiente escalón, el conocido E-Tense 300 4×4 con 63 kilómetros de autonomía y hasta 80 en ciudad. El consumo también se sitúa en 1,2 l/100 km y las emisiones en 27 g/km de CO2. Y la gran novedad es la versión de 360 caballos, ya utilizada por la marca en el DS9 y que garantiza 57 kilómetros de autonomía WLTP -62 en ciudad- con 1,8 l/100 km de consumo medio y unas emisiones de 40 g/km de CO2.
En los tres casos cuentan con una batería de nueva factura y 14,2 kWh cuyo tiempo de recarga es de aproximadamente dos horas en un terminal de 7,4 kW. Y si solo tenemos una toma de corriente convencional, de 2,3 kW, únicamente necesitaremos unas 7 horas, con lo que no es necesario instalar ningún tipo de wallbox para disponer de autonomía más que suficiente para nuestro día a día.