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Dacia Sandero Stepway Comfort Eco-G. Reinado para rato

Si te gusta lo que ves y te cuadran los 13.130 euros que cuesta tal cual, incluyendo descuentos y financiación, quizás seas uno de los miles de conductores que contribuirán a que el Sandero siga siendo el vehículo más vendido en nuestro mercado entre particulares. El nuevo modelo es algo más caro, pero en valor absoluto resulta incluso más barato que antes por lo que incorpora en aspectos como la calidad, la dinámica o el equipamiento. Sigue siendo 'low cost', pero menos.

Y es que el salto cualitativo dado es importante. De entrada utiliza la misma plataforma que un familiar cercano, como el Renault Clio, y eso le permite introducir nuevas tecnologías, incluidas soluciones electrificadas. Pero de momento, y tras el adiós definitivo al diésel, esta versión alimentada tanto con gasolina como con GLP -gas licuado del petróleo- se convierte en la más eficiente y en la única que porta la etiqueta ECO.

Casi nadie pone en duda que la nueva generación del Sandero Stepway entra mejor por los ojos. Se ha cuidado más su diseño, incorpora faros LED -salvo la luz de carretera- y por tamaño resulta algo más largo, más bajo y, sobre todo, mucho más ancho: casi 9 centímetros extra. También crece la distancia entre ejes. Eso repercute en una mayor habitabilidad y en una pisada más aplomada y estable de cara a la dinámica.

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En el interior, más de lo mismo, aunque aquí sí se notan más las limitaciones de presupuesto. Por un lado, el volante ahora también se regula en profundidad, se contemplan detalles como un freno de estacionamiento eléctrico -opcional-, los asientos son más generosos y presenta un acceso y arranque manos libres mediante tarjeta. Además, cuenta con un tela acolchada muy vistosa, todo se remata con más rigor y el sello Stepway se desmarca con detalles específicos en color naranja.

Explicada 'la de cal', la de arena vendría porque todos los plásticos son duros, los asideros son fijos, la guantera no tiene luz, la iluminación del habitáculo es pobre y varias zonas quedan sin tapizar, incluso con la chapa a la vista.

Sin embargo, vuelve a brillar por su buena habitabilidad, sobre todo en las plazas traseras si comparamos con rivales directos del segmento B. El maletero ofrece 328 litros, aunque penaliza por su elevado plano de carga y porque al abatir los respaldos traseros queda un escalón que dificulta la introducción de objetos voluminosos. Bajo su piso encontramos el depósito de GLP de 50 litros, que provoca la desaparición de la rueda de repuesto.

Cambiamos de tercio

El propulsor 1.0 tricilíndrico rinde 100 CV, y como ya hemos comentado puede funcionar con gasolina o GLP, a criterio del conductor, aunque siempre arranca con gasolina. En marcha se nota su naturaleza tricilíndrica porque el margen de progreso en cuanto a insonorización también es claramente mejorable.

Su rendimiento es muy aceptable, y muy similar con las dos fuentes de alimentación. Estira con criterio, sube hasta las 6.100 rpm y recupera con cierta solvencia. Clave en todo esto es el nuevo cambio manual, ahora con seis relaciones. No es muy rápido en su manejo, aunque sí agradable.

Los números registrados en nuestro circuito de pruebas están dentro de lo esperado. Y eso quiere decir que es solvente en carretera a la hora de realizar adelantamientos, pero sin tirar cohetes, lógicamente.

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Dinámicamente también ha protagonizado un importante avance. Su mayor pisada y la nueva plataforma le permiten presumir de una mayor calidad de rodadura -no filtra tan fino como un Clio-, se muestra más estable y equilibrado en curva, y todo con un confort de suspensión muy agradable, aunque tirando a blando. Su altura al suelo -174 milímetros- favorece que los balanceos sean algo más pronunciados.

La dirección, ahora electromecánica, es más confortable, pero no resulta demasiado directa: 3,2 vueltas de volante entre topes. Los frenos han reflejado unas distancias también muy aceptables, pese a que detrás monta tambores. Quizás por eso el control de estabilidad es tan sutil y entra a la mínima…

Un ahorrador nato

Vamos ahora con el gasto. Con el modo Eco activado, nuestro Sandero Stepway ECO-G consumió una media de 6,3 l/100 km con gasolina y 8,1 con GLP. Esto quiere decir que el coste por cada 100 kilómetros es de 8,80 euros con el primero y de sólo 5,90 si circulamos con Autogas.

Salen las cuentas porque aunque el consumo con GLP es algo más elevado, el precio del litro es prácticamente la mitad. Y con ambos depósitos la autonomía brinda casi 1.286 kilómetros. Señalar que los 50 litros del depósito de GLP son realmente 40 útiles porque, por seguridad, sólo permite repostar hasta un 80 por ciento. Y ya que estamos en esto, se puede estacionar con este combustible en aparcamientos subterráneos y circular por túneles… salvo por el del Canal de la Mancha, donde siguen sin transportar vehículos animados por gas, un dato para los más curiosos.

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Ya comentamos que el interior es más amplio y ergonómico, y cuenta con detalles como una pantalla táctil de 8 pulgadas con gráficos sencillos y claros, o conectividad inalámbrica para Android Auto y Apple CarPlay.

Y su dotación tecnológica también se enriquece con elementos de seguridad como una frenada de emergencia en ciudad o un asistente de arranque en pendientes de serie, u opcionales como un control de los ángulos muertos o una cámara de visión trasera. Faltan muchos asistentes de última hornada, pero aquí lo importante es el precio.

LA CLAVE

Honesto, imbatible en precio y algo menos 'low cost' que su antecesor, el nuevo Sandero Stepway es ahora todavía más apetecible por sus mejoras en dinámica, seguridad, confort y calidad. Además, entra mejor por los ojos. Y esta versión con bicarburación por GLP resulta muy eficiente y porta el sello ECO.

EL DETALLE. EURONCAP, ¿Sólo dos estrellas?

EuroNCAP sólo ha concedido dos estrellas al nuevo Sandero Stepway. Y eso llama la atención, aunque tiene una explicación 'lógica'. El Sandero protege con bastante rigor a los ocupantes en el interior, aunque con menos eficacia que un Renault Clio, con el que comparte plataforma y que conquista las cinco estrellas. Sin embargo, el Sandero penaliza porque no protege tan bien a los peatones y no contempla avanzados asistentes de conducción para no disparar su precio. Y esa decisión le perjudica en exceso.