El Honda Civic Type R es un vehículo de culto en el segmento de los compactos más deportivos y radicales. De hecho, nadie es tan 'osado' de ofrecer 320 CV y distribuirlos en el eje delantero exclusivamente. Hemos probado su última puesta al día, que conlleva mejoras en rendimiento, dinámica, equipamiento…
Y lo hacemos al volante de la versión Sport Line. A diferencia del GT Line y del Limited Edition, se desmarca por montar un alerón trasero más discreto y llantas de 19 pulgadas con neumáticos de perfil más blando, además de estar mejor insonorizado. Digamos que es la variante más 'dulcificada' de todas.
Y para algunos saltará de inmediato la alarma. ¿A cambio de qué? Pues de casi nada, porque cede apenas una décima de segundo en la aceleración de 0 a 100 km/h respecto al radical Limited Edition, 45 kilos más ligero al prescindir de elementos como la climatización. Parece un peaje asumible para vivir más plácidamente en el día a día.
De 0 a 100 km/h en 5,9 segundos
La suspensión adaptativa también ayuda en su perfil más amable para desplazarnos a diario, aunque sigue siendo dura, no nos engañemos. Además, el Type R no es un vehículo para 'desplazarse'; está desarrollado para correr y disfrutar al volante. El propulsor 2.0 turbo es una locura por su generoso par máximo a bajo régimen y la 'patada' a partir de 4.000 vueltas que catapulta el conjunto hasta el corte, a 7.000 rpm. Antes, un aviso luminoso nos alertará para subir de marcha sin 'machacar' el motor.
En cualquier caso no hay vacíos de potencia nunca y siempre que pisemos el acelerador habrá una contundente respuesta. El cambio, con una relación muy cerrada, es una gozada por el tacto y la rapidez de movimientos de su pequeña palanca. En eso los nipones son unos grandes maestros.
Si activamos el modo Comfort en el asistente de conducción viviremos algo más tranquilos. En Sport se 'enfada' y en +R se desmelena, pues es un perfil orientado a disfrutar en circuito. Y en esta actitud de máxima exigencia es increíble comprobar cómo tracciona, sin dejarse apenas nada por el camino gracias al eficaz trabajo del autoblocante, y cómo gira, prácticamente plano y sin necesidad de manotear en el volante -solo hay 2,1 vueltas entre topes-.
El morro entra siempre, y si levantas el pie del acelerador en pleno apoyo desliza ligeramente para 'colocarnos'. En nuestro circuito de pruebas es ideal, pero con asfalto en mal estado se pierde con frecuencia el contacto con el piso.
Otra gozada es el efecto punta-tacón que la gestión electrónica del motor reproduce al reducir de marcha. Los acompañantes se creerán que somos un piloto cualificado, cuando realmente no hacemos nada. Sí podemos regular la frenada, que es impresionante -los discos delanteros flotantes son de dos piezas y más ligeros-. Se detiene por completo en solo 34,1 metros desde 100 km/h.
Y todo este parque de atracciones se combina con una dotación generosa, sobre todo en materia de seguridad gracias al avanzado conjunto de sistemas Honda Sensing.
LA CLAVE
Siempre que nos ponemos al volante del Civic Type R se nos disparan las pulsaciones. Es literalmente un coche de carreras, incluso en el caso de esta nueva versión Sport Line, que 'dulcifica' algo el confort. Pero que no te engañe su aspecto, pues no cede un ápice en rendimiento, dinámica y sensaciones. Como debe ser…