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Hyundai Tucson 2.0 CRDI 184 CV En todos los frentes

Cuesta 4.000 euros más que la versión diésel de 136 caballos dotada de tracción total. Y a cambio, además de mejores prestaciones y algo más de consumo, gozaremos de una transmisión automática y más equipamiento, en forma de un sistema de aparcamiento automático y un freno de estacionamiento eléctrico de serie.

Esa es la ecuación que hay que resolver, aunque la gran mayoría apostará por la variante más modesta y económica, de la que estamos dando cumplida información porque la estamos sometiendo a una profunda prueba de fiabilidad de 25.000 kilómetros.

No le falta detalle

Ahora toca analizar la versión 2.0 CRDi de 184 caballos, la más potente y mejor equipada de la gama. El Tucson ha ganado puntos respecto al ix35. Resulta más avanzado y está mejor hecho, aunque quizás le falte determinación a la hora de apostar por algo más de mullido en lugar de los plásticos duros en el salpicadero.

No falta detalle en el equipamiento del acabado Style, el único disponible con esta motorización, con elementos como los asientos delanteros ventilados y los traseros calefactados o un portón eléctrico que facilita mucho las cosas y que da paso a un maletero con 513 litros. Bajo el piso encontramos una rueda de repuesto de tamaño de 'verdad', algo que se agradece en un vehículo que no rehúye para nada un uso 'off road'.

Para ello cuenta con tracción total automática y un bloqueo del diferencial central que reparte el par al 50 por ciento entre ambos ejes hasta los 40 km/h. Además, incorpora un eficaz control de descensos y un asistente de arranque en rampa en su dotación de serie. Y que nadie se lleve a engaños: a pesar de su apariencia elegante, fuera del asfalto se siente más cómodo de lo que pueda parecer y supera obstáculos que quizás un conductor medio nunca se planteará.

Cómodo y ágil

En asfalto resulta confortable. Ofrece un tacto general muy agradable y el propulsor diésel de 184 CV mueve con agilidad el conjunto. El cambio es automático de seis velocidades con convertidor de par, es decir, menos rápido que el de doble embrague disponible en gasolina, pero más refinado en su funcionamiento. Este 'tándem' protagoniza unas prestaciones brillantes y se puede hacer un uso secuencial en la palanca (no hay levas en el volante). Además, el mando 'Drive Mode' permite optar por un programa deportivo que se traduce en un salto entre marchas más rápido y una dirección más directa.

La cifras de consumo son atractivas a velocidades constantes por carretera o autopista, y sólo se disparan un tanto si hacemos gala de una conducción más dinámica, momento en el que los balanceos de la carrocería son evidentes, pero nada preocupantes porque sigue siendo estable y muy equilibrado.

Alicatado hasta el techo a nivel de equipamiento, tanto en seguridad como en confort, en este sentido lo borda, aunque el precio se dispara un tanto…