En el año 2000 Jaguar se aventuraba en el segmento de las berlinas medias con su X-Type, que compartía base con el Ford Mondeo de la época y presumía de una elegante carrocería. Aquel vehículo supuso una revolución en la firma británica, pues fue el primer Jaguar diésel, tenía motores de cuatro cilindros y ofreció la primera carrocería familiar.
El X-Type se retiró del mercado en 2009, pero todo el mundo sabía que Jaguar volvería a ofrecer un rival a la altura de los Audi A4, BMW Serie 3 y Mercedes Clase C. Seis años después debemos sumar a ese trío 'premium' modelos como los Infiniti Q50, Lexus IS, Volvo S60…
Todo este tiempo lo ha invertido la marca en crear su XE, una berlina que nace de cero y bajo el dominio de Tata, que ha inyectado capital para desarrollar productos revolucionarios tanto en Jaguar como en Land Rover.
Inspirado en el F-Type
Y de esta nueva era nace este sedán de 4,67 metros de largo -no hay que descartar un futuro XE Sportbrake-, cuya carrocería está inspirada en el deportivo F-Type y está fabricada casi en su totalidad -más del 75 por ciento- en aluminio. De este material es su plataforma, que además mezcla aceros de alta resistencia y magnesio para crear la berlina más rígida y ligera jamás fabricada por Jaguar.
Con un botón en la consola central ponemos en marcha su propulsor diésel de la nueva familia Ingenium, en cuyo desarrollo se han cubierto más de 3,2 millones de kilómetros y que se trasplantará en breve a los Land Rover Discovery Sport y Evoque, entre otros. Este corazón de dos litros, fabricado en hierro fundido y aluminio, tiene un turbo de geometría variable, inyección directa a 1.800 bares de presión y distribución variable. Hay que destacar la correcta insonorización del habitáculo, pues no se transmite ni una cuarta parte del ruido que sí se nota en el exterior, una rumorosidad que resta refinamiento. Desconozco el motivo, pero ese feo sonido desde fuera también se percibe en un BMW 320d o un Mercedes C220d.
Sofisticado cambio automático
Por el mismo precio -el XE arranca en 37.061 euros- Jaguar ofrece este propulsor con 163 CV y denominación E-Performance… o con 180 CV, por lo que no da lugar a posible duda: mejor 'caballo grande'. Siempre, claro está, que no queramos ser los más eficientes del vecindario, ya que el E-Performance de 163 CV homologa 0,4 l/100 km menos que la versión aquí probada y emite sólo 99 g/km de CO2.
Y hablando de precio, 2.500 euros es el extra que supone optar a su cambio automático -en un 320d la opción de cambio automático sale por 3.555 euros y en un A4 2.0 TDI, por 2.040 euros-, una cantidad razonable para una de las transmisiones más sofisticadas del panorama actual, que está firmada por ZF y cuenta con 8 velocidades. Deriva de la del XJ pero es 10 kilos más ligera, en consonancia con la filosofía del XE.
Consumo real de 5,4 l/100 km
No cabe duda de que la teoría es impecable, pero todo ello ha de notarse en marcha. Desde el selector 'Jaguar Drive Control' comenzamos a movernos en modo Eco, y este XE transmite suavidad y refinamiento, pero sin enamorar. Y es que cuando el Stop-Start pone de nuevo en marcha su motor, tras una detención, genera una incómoda vibración. Incluso en este modo de conducción, el XE tiene la osadía de puntuar nuestra conducción para rebajar el consumo a límites nunca antes conocidos en un Jaguar. Bien es cierto que rozar los 4,2 l/100 km que homologa parece una utopía, pero los 5,4 l/100 km reales nos parecen brillantes -5,6 medimos a un Mercedes C220d con 170 CV-, además de que permite recorrer hasta 979 kilómetros con sólo 56 litros de combustible. Añade, además, la regeneración de energía en las frenadas y el catalizador SCR, y su coeficiente aerodinámico de 0,26 es fruto de más de 1.200 simulaciones.
Otro programa que ofrece este 'baby Jag' es el Comfort, que como el resto varía la gestión del motor y del cambio, la suspensión y la dirección, ésta con asistencia eléctrica, estrenada también en el deportivo F-Type. Y no puede 'negarlo', pues a baja velocidad se percibe ligeramente el sonido del motor eléctrico. En vías rápidas echamos en falta la función de navegación 'a vela' para arañar alguna décima más en consumo, mientras que su suspensión es muy agradable con el pasaje.
Dinámica deportiva
Además de un modo Invierno –el Jaguar XE estrena el 'All Surface Progress Control', que es un regulador de velocidad que funciona entre 3,6 y 30 km/h y optimiza la tracción sobre firme helado-, nos decantamos por el programa Dynamic, enfocado a sacar el lado divertido del Jaguar más juvenil, con la venia del F-Type. Se agradece su ligereza y precisa dirección a la hora de negociar las curvas, pues incluso es capaz de compensar los peraltes de la carretera, además de que el sistema de control de par frena las ruedas interiores para que el XE gire mejor a alta velocidad y optimizar así la experiencia de conducción. Motor longitudinal, excelente reparto de pesos, suspensiones independientes, propulsión posterior… Este Jaguar XE tiene todas las cartas para ofrecer la dinámica de un deportivo, y no defrauda, pues no se muestra tan neutro -y aburrido- de reacciones en el paso por curva como otros rivales de propulsión, sino que a veces te obliga a 'conducir', y eso en ciertas ocasiones se agradece.
Parte de la culpa de esa deportiva dinámica recae también en sus prestaciones, más que suficientes para un vehículo de este empaque. Si bien ha sido algo más lento que lo homologado a la hora de acelerar, pues se notaba el lastre de sus neumáticos 225/45 R18 delanteros y 245/40 R18 traseros, más generosos que los 205/55 R17 que equipa de serie. Los registros de recuperaciones y frenadas también son notables.
Maletero correcto
Pero donde no obtiene un notable es en habitabilidad, pues aunque Jaguar ha intentado ganar centímetros, su configuración mecánica condiciona un interior con espacio para cuatro ocupantes, pues la plaza central trasera podría tildarse de 'ocasional' por el tamaño del túnel de la transmisión y por una altura al techo de sólo 83 centímetros. También los pasos de rueda limitan su anchura, pues el respaldo posterior sólo mide 101 centímetros en realidad. Su maletero con 450 litros de capacidad es sólo correcto, y además no tiene un piso plano -debajo va la batería y, si queremos, una rueda de emergencia-. Eso sí, en opción ofrece respaldo trasero abatible 40:20:40, y su acabado es impecable, con una tapa y una parte inferior de la bandeja completamente tapizada, algo raro en el segmento.
Delante, este Jaguar invita a conducir, con un puesto ergonómico, huecos para dejar pequeños objetos, materiales y ajustes de calidad, un sinfín de configuraciones de cuero e inserciones para personalizarlo al gusto del consumidor, un selector de cambio que emerge al ponerlo en marcha… Entre las novedades del Jaguar XE destaca su sistema InControl Touch, con una pantalla táctil de 8 pulgadas donde visualizas todos los datos del vehículo y a la que puedes sumar más de 30 Apps, o el Head-Up-Display láser, elemento este último opcional, al igual que otros muchos sistemas de seguridad activa -aviso de cambio involuntario de carril, sensores de ángulo muerto, lector de señales de tráfico, asistente de luces de carretera…- o de confort, donde este XE saca pecho.
Acabado Prestige
Bien es cierto que en este nivel de equipamiento Prestige -2.288 euros más caro que el acabado Pure- se echa de menos que elementos como los faros de xenón, los sensores de lluvia y luces o el retrovisor interior fotosensible sean parte de la dotación de serie, pero también es verdad que eso suele ser muy común entre sus competidores en este segmento de las berlinas 'premium', a las que este nuevo XE va a poner en apuros, pues es mucho más coche que su antecesor y tiene las ideas mucho más claras.