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Mazda CX-60 PHEV. Probamos el mejor modelo de la marca

Tenía ganas de ponerme al volante del nuevo Mazda CX-60 PHEV por lo que significa tecnológicamente para la marca. Es el modelo más potente fabricado por Mazda, también es el primer híbrido enchufable en su gama y estrena una avanzada plataforma escalable larga que contempla varios tipos de electrificación. Por eso este modelo se convierte en el buque insignia de la firma japonesa y estrena la ampliación de garantía que anunció hace unos días la marca.

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Interior del Mazda CX-60

El interior llama la atención por la calidad de los materiales. Es amplio, pero sin batir récords. Ergonómicamente no tendremos problemas para encontrar la mejor posición. Incluso cuenta con un asistente que nos analiza mediante una cámara la posición ideal al volante. Configuramos nuestra altura en la pantalla y automáticamente ajusta el volante, el asiento y los retrovisores exteriores con parámetros acordes a nuestro tamaño. Se puede memorizar para varios usuarios.

Delante vamos de lujo, las pantallas gozan de una gran resolución y resultan bastante intuitivas en su manejo. Además el tacto de todos los comandos y botones es muy preciso. Detrás ofrece un considerable espacio en su cota de anchura (50 milímetros más que en el CX-5) y esperábamos algo más en el espacio para las piernas.

Ojo que no es pequeño, pero por la envergadura del vehículo desde fuera parece mayor. El túnel de la transmisión no es muy voluminoso, la zona trasera goza de climatización propia, pero la banqueta no incluye regulación longitudinal. El acceso es francamente bueno porque las puertas gozan de una generosa apertura, prácticamente de 90 grados.