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Probamos el Mercedes EQS 450+. Superlativo

El lujo y el refinamiento llega a la electromovilidad a través del Mercedes EQS 450+, la alternativa de la marca de Sttutgart a su Clase S, al que ha dotado de la tecnología necesaria para estar a la altura de lo que se puede esperar de una gran berlina movida por un propulsor eléctrico.

Tal vez este Mercedes EQS 450+ sea el más llamativo de los eléctricos que ha puesto Mercedes ya a la venta. A la vista, sus aerodinámicas formas, con la línea del techo curvada y el pilar trasero bastante inclinado, parece un coche más pequeño de lo que es.

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Para disfrutar conduciendo

Hemos comenzado hablando del interior y el equipamiento en una berlina de este porte. Porque es un coche para disfrutar desde los asientos traseros, con la relajación que puede dar tener un chófer para movernos a diario. Pero el placer de conducirlo es para su dueño. Porque dinámicamente el Mercedes EQS me ha parecido excelente. En total silencio, el motor toma vida a través de un amplio botón de arranque en el salpicadero. En medio del tráfico se siente muy ágil para su tamaño, desde una dirección rápida y con el eje trasero activo y la respuesta inmediata al acelerador, perfectamente dosificable. Pero es en carretera donde el EQS muestra las bondades de su chasis, sobre su suspensión neumática (sistema Airmatic) con amortiguadores de dureza variable.

Muy confortable, sin llegar al nivel del Clase S, incluso con el tarado más suave de suspensión del modo ECO o configurado desde el modo Individual, la carrocería se siente muy firme, sin oscilaciones y mostrando un control total de los movimientos verticales. En el paso por curva no se inmuta. En virajes rápidos su solidez de paso es muy alta, lo que obliga a vigilar la velocidad. Porque su capacidad para acelerar y el silencio de marcha en un habitáculo completamente aislado cambia la percepción y puede darnos algún susto. La velocidad máxima está limitada a 210 km/h, pero con sus 333 CV es capaz de alcanzarla muy rápidamente. No obstante acelera hasta 100 km/h desde parado en 6,2 segundos y es capaz de recorrer el kilómetro en 25,9 segundos, lo que muestra su capacidad en un coche que supera las dos toneladas y media en orden de marcha. ¿Y para detener tal masa…? Pues atención total para ser conscientes siempre de a qué velocidad nos movemos cuando estamos acostumbrados a sentir y escuchar los motores de combustión como referencia. Los frenos requieren acostumbrarse al tacto esponjoso al principio, pero pisando más a fondo transmiten la confianza necesaria. Además nos podemos apoyar en las levas del volante y reducir la velocidad con los niveles de retención y regeneración, cuyo uso es cómodo y efectivo en una conducción fluida.