Desde tiempos inmemoriales los compradores de coches en España dan prioridad al diseño como factor de decisión más importante sobre otros aspectos como seguridad, consumo, comportamiento o fidelidad de marca. Y Nissan le ha sacado un excelente partido a esta forma de comprar con el Juke gracias a un diseño que combina a la perfección un estilo crossover con una carrocería coupé en un tamaño que ahora crece 7,5 centímetros, hasta los 4,21 metros. Y crece porque, a decir verdad, hasta ahora el coche vendía sobre todo estética, pero no estaba del todo capacitado para enfrentarse con garantías de éxito a los preparadísimos compañeros de viaje que poco a poco han ido llegando al segmento. Aunque el Juke ha suavizado sus líneas mantiene su personalidad, y como recurre a la nueva plataforma CMF-B, que comparte con los nuevos Renault Clio y Captur, ha aumentado nada menos que 10 centímetros su batalla y también es más ancho, alto y tiene mayor anchura de vías. La primera consecuencia de este crecimiento impuesto por la presión de la competencia ha sido contar con un interior sorprendentemente generoso. Porque en la primera generación habría resultado prácticamente imposible que se hubiesen acomodado cuatro adultos de 1,86 metros sin tener que forzar en absoluto la postura ideal y relajada exigible, y en el nuevo Juke eso es una realidad sin que ni siquiera los ocupantes de las plazas traseras rocen ni con la cabeza en el techo ni con las rodillas en los respaldos delanteros. Otro gallo cantaría si hubiese que acomodar a un quinto ocupante, porque dejarle espacio aprovechando los extremos del asiento trasero es menos compatible con tallas elevadas, con la comodidad y con la amplitud, ya que la forma curva de los laterales termina agobiando y obligando, esta vez sí, a forzar la posición del cuerpo. Bajo los asientos delanteros hay hueco suficiente para introducir los pies y las formas descendentes de la carrocería en su parte trasera no sacrifican casi nada el hueco que libera la puerta para acceder al coche, por lo que se hace de forma natural sin miedo al coscorrón. Y, algo aún mejor, la banqueta trasera se encuentra a 64 centímetros del asfalto, la altura ideal para que tomen asiento los ocupantes que muchas veces buscan un SUV precisamente para esto.
Con el acabado en el suntuoso y deportivo tejido Alcantara -lástima que el volante no vaya forrado de este mismo material-, la gran pantalla flotante y las cinco salidas de aire circulares, la primera impresión que uno se lleva del nuevo Juke es muy buena porque no solo no tiene nada que ver con el diseño del modelo anterior, sino que se diferencia completamente del salpicadero del Micra o del Qashqai. Además, hay huecos vaciabolsillos por todas partes y al volante multifunción se le coge el aire enseguida. Los asientos aportan diseño y eficacia, aunque echamos de menos la regulación lumbar. Y seguimos con los 'poltergeist' a la hora de regular el climatizador automático, exactamente igual que en su día nos pasó con el del nuevo Micra. Y es que mientras que en prácticamente todos los coches con este sistema basta regular la temperatura en la pantalla a 21 ó 22 grados para mantener el clima perfecto en el interior, en el Juke, a 20 grados y tras haber dejado pasar el tiempo adecuado, sigue saliendo muchísimo calor por las toberas y hay que bajarlo a 18 grados para lograr la temperatura deseada.
Único propulsor disponible
El motor de tres cilindros y 117 CV es el único propulsor disponible en el nuevo Juke, y aunque su rendimiento no es del todo malo, lo cierto es que a veces se echa en falta mayor empuje. El cambio automático de doble embrague asociado al Juke en nuestra unidad de pruebas tampoco nos ha terminado de convencer por algún tirón a baja velocidad o su lentitud de respuesta en modo ECO o Standard; aunque es cierto que en modo Sport y utilizando las levas de cambio del volante la personalidad del coche mejora notablemente. Con esa configuración hemos echado de menos que el modo manual, que se activa al cambiar con las levas, no se mantenga en cualquier situación o forma de conducir más allá de los 10 segundos que tarda en volver a D.
Y el consumo es muy sensible al tipo de uso y, sobre todo, a la velocidad. En cualquier caso, además, resulta difícil bajar de 7 l/100 km -incluso en modo ECO- salvo que se circule a menos de 100 km/h, una cifra elevada tratándose de un tricilíndrico de 117 CV, y de un coche con menos peso total que cualquiera de su competencia.
Lo de la ligereza llega de la mano de la nueva plataforma, que aporta además mayor rigidez de chasis y unos reglajes de suspensión menos firmes. Esto tiene una doble lectura, ya que si por un lado se mejora la comodidad general y el agrado de uso, y además el coche resulta más fácil de conducir, por el otro el coche subvira más al límite y obliga a los sistemas de seguridad -por cierto, bastante intrusivos- a actuar a menudo. Al final todos se agradecen tarde o temprano, incluido el Chassis Control de serie, una virguería técnica que detecta irregularidades en la carretera y actúa en los frenos de forma suave para compensar los movimientos de la carrocería.
Pero el nuevo Juke también es más fácil de conducir, y aunque su aspecto deportivo puede confundir, lo suyo son los territorios urbanos y los viajes a velocidades legales, donde dará muchas satisfacciones a su propietario, y esta vez a un nivel superior.
LA CLAVE
Existe ahora mismo tal rivalidad en este segmento que hay que hilar fino para competir en igualdad de condiciones con una competencia que no da tregua. El Juke ha apretado en diseño, amplitud y seguridad, y se mantiene como una alternativa especialmente original a los diseños tradicionales. Lástima que no remate la faena por algunos aspectos mejorables que, sin embargo, no enturbian el resultado.