Llega al mercado el nuevo Cupra Formentor VZ5, la versión más potente y exclusiva del Formentor, un modelo que a día de hoy es el más vendido de la admirada gama Cupra.
Cupra es una marca que en menos de cuatro años ha pasado a consolidarse como una de las más firmes promesas del mercado, con un horizonte de ventas realmente desconocido a raíz de la excelente acogida que está teniendo en Europa.
5Nuevo Cupra formentor VZ5, muy equilibrado
Al igual que en otras preparaciones del Grupo VW, S en Ausi o R en VW, nos llama la atención el equilibrio y la diferencia de comportamiento que existe entre los diferentes modos de conducción.
Las respuestas del coche no tienen nada que ver si rodamos en Comfort o Sport. En Sport notamos además de una sonoridad más acusada y ronca, un comportamiento más radical, pero lo que realmente llama más la atención es la diferencia entre el modo Sport y el Cupra.
En este último el Formentor se tensa como la cuerda de un violín y parece haber entrado en un circuito de velocidad. La dirección resulta aún más rápida y firme, el motor entrega la potencia con más contundencia y el cambio automático estira las marchas hasta donde queramos, de hecho nos permite rodar en el corte sin problemas.
El conjunto lo completa el ESP desconectable al 100%. Una frivolidad en los tiempos que corren pero que hace las delicias de los más quemados. Nos quedamos con las reacciones del coche cuando aún está conectado, pues nos permite cierto grado de derrape pero entra en acción de forma milimétrica cuando las cosas se complican.
Con él desconectado cobra protagonismo la tracción integral. Inicialmente a la entrada de los virajes es el tren delantero el que marca la pauta, ligeramente morrón, pero en transición recupera la neutralidad para ofrecernos una salida en la que cobra protagonismo el eje trasero, que recibe más potencia que el delantero.
Todo esto de forma instantánea. Y con un comportamiento de suspensiones excepcional. La carrocería no inclina nada, cuando decimos nada es nada, y los cambios de apoyo son pan comido. Con una capacidad de tracción que nos permite salir tiesos como velas a la primera insinuación sobre el acelerador.
En resumen, un coche como los de antes, de los que ya no quedan y de los que merece la pena guardar. Sobre todo el que pueda pagar los 65.340 euros que cuesta, lo que no nos parece excesivo para los tiempos que corren en el automóvil.
