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Primera prueba del nuevo Peugeot 408

Los tiempos cambian y las tendencias también. La dictadura SUV sigue vigente, pero últimamente se abren nuevas vías relacionadas con las formas, como es el caso de nuestro protagonista: el Peugeot 408. Pica de todo un poco, pero no es un SUV. Se trata de un fastback sobreelevado de perfil coupé que derrocha personalidad. No es el primero de su clase, pero sí que estrena esta línea en la marca francesa.

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Hasta 64 km de autonomía eléctrica en los PHEV

El cargador embarcado de serie es de 3,7 kW, aspecto que permite cargarla por completo en menos de 3 horas y media (ronda las 7 horas en una toma doméstica de 220 V). En opción se ofrece un cargador de 7,4 kW (también en corriente alterna) que reduce el tiempo a 1 hora y 40 minutos. No hay más opciones y tampoco son necesarias en un PHEV de estas características.

La versión más potente homologa una autonomía exclusivamente eléctrica de hasta 64 kilómetros y puede alcanzar los 130 km/h sin que ‘despierte’ el bloque térmico.

El peso se incrementa en 300 kilos respecto a la variante de gasolina PureTech. Este PHEV de 225 CV arroja 1.706 kilos en la báscula y homologa un consumo medio de 1,2 litros cada 100 kilómetros. En nuestra toma de contacto es la versión que hemos podido conducir.

Como ya hemos señalado antes el Peugeot 408 recuerda mucho en sus maneras dinámicas al 308. Cierto que su mayor longitud entre ejes le resta algo de agilidad, pero su tacto general, dirección y maneras convencen de verdad.

Su apariencia coupé es más estética que otra cosa, por lo tanto no hay que confundirlo con un vehículo deportivo de raza. Se trata de un coche de ámbito familiar que va mejor de lo que parece y tremendamente original en su diseño. Punto.