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Primera prueba del nuevo Peugeot 408

Los tiempos cambian y las tendencias también. La dictadura SUV sigue vigente, pero últimamente se abren nuevas vías relacionadas con las formas, como es el caso de nuestro protagonista: el Peugeot 408. Pica de todo un poco, pero no es un SUV. Se trata de un fastback sobreelevado de perfil coupé que derrocha personalidad. No es el primero de su clase, pero sí que estrena esta línea en la marca francesa.

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Consumo del Peugeot 408

En modo Hybrid nuestra unidad registró un consumo de 6,5 litros por autovía a una media de 120 km/h, mientras que por carretera, siendo cuidadoso, la cifra se rebajó hasta los 5,5 litros de media. Es un dato muy atractivo si tenemos en cuenta el potencial de la versión. Y eso que en los últimos 50 kilómetros la batería ya estaba agotada. De seguir, fácil que la cifra se sitúe en los 7,0 litros si la batería está a dos velas.

Nos ha gustado el tacto y comunicación de la dirección, sin ser extremadamente directa (2,8 vueltas de volante entre topes), más que el tacto del pedal del freno, impreciso a veces en su primer recorrido, un mal común en muchos vehículos electrificados. Sin embargo, aprueba con nota en el apartado dinámico.

Gira plano, apenas balancea pese a ser más alto que un 308 o 508, y la suspensión (McPherson delante y multibrazo detrás) es suficientemente firme como para sujetar la carrocería, pero sin resultar incómoda. Los neumáticos 245/40 R20 ayudan en este aspecto por su notable agarre.

El rendimiento es bueno. Siempre tiende a circular en modo eléctrico, pero basta con pisar con energía el acelerador para que el motor eléctrico despierte y aporte toda su caballería (incluso en modo EV). Los números indican que alcanza los 233 km/h de velocidad máxima, acelera de 0 a 100 km/h en 7,8 segundos, y en 4,5 segundos pasa de 80 a 120 km/h. La eficacia y refinamiento de la caja automática e-EAT8 contribuye a ello y nos permite cambiar de manera secuencial, pero sólo desde las levas del volante.