La séptima generación del Volkswagen Transporter llega al mercado con numerosos cambios respecto a las entregas precedentes. De entrada, hay que aclarar que el Transporter y la Caravelle comparten plataforma entre sí, pero no la comparten con los nuevos Multivan / California ni, por supuesto, con el ID. Buzz.
De hecho, el Volkswagen Transporter es claramente más grande que el Multivan. En su versión “corta” (3,10 metros de batalla) mide 5,05 metros de longitud, mientras que la batalla larga (3,50 metros) se traduce en una longitud total de 5,45 metros. Por su parte, el Multivan mide 4,97 o 5,17 metros, en función de si se opta por la batalla corta o larga, respectivamente. Por su parte, el ID. Buzz mide 4,71 o 4,96 metros de longitud.
Estas diferencias surgen porque los nuevos Volkswagen Transporter y Caravelle comparten desarrollo con los Ford Transit Custom y Tourneo Custom, mientras Multivan y California se basan en la plataforma MQB Evo de Volkswagen, al tiempo que el ID. Buzz emplea la plataforma MEB, exclusiva para vehículos con sistema de propulsión eléctrico.
Sistemas de propulsión diésel, PHEV y eléctrico para los nuevos Volkswagen Transporter y Caravelle
Pero, además de ser más grande que la generación precedente, el nuevo Volkswagen Transporter (T7) se ofrece por primera vez en versiones híbrida enchufable y 100 % eléctrica, sin dejar de incluirse también alternativas diésel.
Así, la gama del Volkswagen Transporter que se comercializa en España podrá contar con versiones 2.0 TDI de 110 CV o 150 CV, así como eléctricas de 136 CV. El diésel menos potente estará disponible únicamente con caja de cambios manual de seis velocidades y tracción delantera, mientras que el de 150 CV se ofrecerá con cambio manual o automático (de ocho relaciones) y tracción delantera o total; en este último caso con cambio automático exclusivamente. En cuanto a la variante eléctrica, la tracción es siempre a las ruedas traseras, con una batería de 64 kWh netos.
Por su parte, la nueva Caravelle estará también disponible con un sistema de propulsión híbrido enchufable que combinará un motor de gasolina atmosférico de 2,5 litros con otro eléctrico. Todo ello permitirá al vehículo comercial de Volkswagen ofrecer una autonomía puramente eléctrica de hasta 60 kilómetros, lo que le permitirá disfrutar del distintivo medioambiental Cero Emisiones de la DGT. No obstante, para conducir los T7 PHEV deberemos esperar aún un año.
Así va el nuevo Volkswagen Transporter T7
En la práctica, encontramos un vehículo que muestra la sólida presencia a la que estamos acostumbrados en la familia Transporter a lo largo de sus 75 años. Su aspecto proporcionado hace que el aumento de sus dimensiones no sea apenas perceptible a un primer golpe de vista. Nos ponemos al volante de un furgón de batalla corta y propulsión eléctrica, con tres plazas y un mamparo que separa la cabina de la caja de carga.
La apertura de la puerta no ofrece un gran ángulo, pero sí un amplio vano para acceder fácilmente al interior; acceder o “ascender”, ya que tanto el piso como la base del asiento se encuentran muy elevados, como es habitual en la saga Transporter. Todo resulta familiar y “facil de usar” en el interior, con una gran pantalla central de 13’’ como nota más llamativa y una cabina de tres plazas (opcional) muy bien resuelta, con suficiente anchura para los dos eventuales pasajeros.
La marcha se inicia con suavidad. Los 136 CV de la versión eléctrica cunden más de lo que cabría esperar, al menos con el vehículo descargado, y si queremos una respuesta más viva siempre podemos recurrir al programa ‘Sport’ de la interfaz de modos de conducción.
No obstante, lo que más nos llama la atención es la capacidad de las suspensiones para absorber los baches y las pequeñas irregularidades del firme, una auténtica sorpresa si comparamos el Transporter eléctrico con el ID. Buzz, que ofrece unos tarados de suspensión claramente más secos, a pesar de que el Transporter eléctrico es capaz de ofrecer más de una tonelada de capacidad de carga.
Nos gusta también la buena integración de la frenada regenerativa con los frenos hidráulicos, y además encontramos un buen aplomo, con una dirección muy asistida en maniobras a baja velocidad y mucho más “reactiva” cuando circulamos por carretera, aportando información de lo que ocurre entre las ruedas y el firme.
Durante nuestro recorrido, de unos 75 kilómetros por carreteras secundarias de firme frecuentemente irregular, un ligero desnivel y abundantes travesías por los alrededores del puerto de Lavrio, al sureste de Grecia, el consumo se situó en unos interesantes 21 kWh/100 km, circulando al ritmo del resto del tráfico o ligeramente por encima, lo que nos hace pensar que una autonomía real superior a los 300 kilómetros es posible; si bien hay que aclarar que el consumo medio se redondeaba en unidades, sin decimales.
Una vez más, el precio será el que determine el mayor o menor éxito del Transporter, que en el caso de esta séptima generación parte de los 33.400 euros (precio franco fábrica) para el Transporter 2.0 TDI corto de 110 CV y cambio manual, equivalentes a unos 40.934 euros si añadimos el correspondiente IVA.