Si analizamos precio, equipamiento y espacio disponible se nos antoja imposible encontrar algo mejor que este Ford S-Max, al que nadie quiere llamar monovolumen, aunque lo sea. Además viene con etiqueta ECO sobre la luneta delantera y ofrece un comportamiento excepcional.
Ocho años después del nacimiento de la segunda generación del Ford S-Max ve la luz este restyling que afecta más a su mecánica y a su equipamiento y precio que a su imagen, pues apenas cambia.
De hecho, la marca pasa a llamarlo Sport Active Vehicle, una declinación de los Sport Utility Vehicles actuales. Lo que no cambia un ápice es la excelente habitabilidad del vehículo, pues es sin la menor duda uno de los mejores siete plazas que existen en este momento, sobre todo si ponemos en una balanza lo que ofrece y al precio que lo ofrece. Sin dejar de lado un nivel equipamiento que podemos ampliar hasta convertirlo en un full equipe con el Pack X, que por un precio muy racional (3.500 euros) incluye tapicería de piel, llave remota, faros led dinámicos, navegador de 8 pulgadas, control de crucero adaptativo…
La joya de este Ford S-Max es su mecánica
Y empezamos hablando del precio porque es sin duda uno de sus mejores argumentos en este momento, pues si aplicamos los descuentos vigentes, podemos llevarnos un Ford S-Max por poco más de 40.000 euros, sin duda excelente y sin competencia en el mercado.
Pero es en su mecánica donde se encuentra la verdadera joya de este coche, pues la introducción del motor híbrido ligero de 48V le permite disponer de etiqueta ECO. Lo que lo convierte en una verdadera rara avis, pues es imposible encontrar otro monovolumen de siete plazas y con etiqueta ECO por este precio de venta tan ajustado.
De hecho, lo único equiparable son los grandes SUV de siete plazas como el Peugeot 5008, con un precio de venta mucho más elevado y que pertenecen a otro segmento que poco tiene que ver con éste.
En el interior no se deja notar la veteranía de un coche que lleva casi una década a la venta, aunque es verdad que ha sido acicalado con detalles como los excelentes buckets de corte deportivo o la pantalla táctil de 8 pulgadas.
El Ford S-Max es referencia entre los modelos de siete plazas
No queda mucho por decir sobre un coche, el S-Max, que ha sido referencia entre los monovolúmenes durante muchos años por su equilibrio entre comportamiento y habitabilidad.
Se trata de un auténtico siete plazas, que además se permite el lujo de ofrecer un maletero entre 285 y 2.200 litros de capacidad. Estas cotas en configuración mínina y máxima con dos o siete plazas. En condiciones de cinco plazas la capacidad oscila entre 620 litros y 700 litros, en función de cómo coloquemos la segunda fila deslizante. En este caso además ofrece de serie las siete plazas sin incremento de precio. Además se trata de siete asientos configurados todos ellos como butacas individuales, lo que nos permite instalar hasta tres sillitas isofix en la fila central, de los pocos coches del mercado que lo ofrece.
Sin duda resulta complicado encontrar una alternativa siete plazas más funcional que ésta si nos ceñimos a la habitabilidad.
Y en materia mecánica el Ford S-Max recurre al esquema híbrido del Ford Kuga. Se trata de un híbridoautorrecargable que cuenta con un motor gasolina de 2.5 litros y otro eléctrico con una pequeña batería de 1,1 kWh. La finalidad del motor eléctrico no es mover el coche, algo que puede llegar hacer hasta dos kilómetros, sino que su funcionalidad real es apoyar al bloque gasolina para reducir los consumos. Tanto en las arrancadas como en las aceleraciones, momento crítico en el que se dispara el gasto. La batería se va autorrecargando en frenadas y retenciones, con lo cual no tenemos que preocuparnos de cargarla.
El conjunto mecánico del Ford S-Max entrega una potencia de 190 caballos, más que suficiente para asegurarnos la movilidad en todo momento, incluso cargados y con el aforo completo. Con la ventaja que nos da además una autonomía real que ronda los 900 kilómetros gracias a sus moderados consumos. Algo que Ford logra de manera magistral gracias al apoyo del pequeño motor eléctrico.
Comportamiento fantástico del Ford S-Max
Sobre el asfalto el funcionamiento es fantástico. Por un lado el motor eléctrico nos apoya en las arrancadas y maniobras similares en ciudad. Resulta muy agradable contar siempre con empuje bajo el acelerador. Y una vez lanzados es ya el motor de gasolina el que se hace cargo del empuje. Es un motor muy Ford. No resulta extremadamente brillante en ninguna zona del cuentavueltas, pero apoyado en el suave cambio de variador continuo nos permite ‘rutear’ con total comodidad, y con un nivel sonoro en el interior que es realmente muy reducido.
Si tenemos en cuenta que su carrocería mide 4,8 metros de longitud y que no resulta precisamente ligero, ofrece un buen comportamiento en carretera. Con una suspensión muy bien calibrada capaz de asegurar la comodidad de los ocupantes sin caer en respuestas mórbidas o faltas de sujeción. Incluso cuenta con una dirección que resulta más rápida y ágil de lo que cabría esperar en un vehículo de estas dimensiones.
Las alternativas: Explorer y Galaxy+
Más de 70.000 euros y una potencia superior a los 450 caballos hacen del Explorer un concepto muy distinto al del S-Max. No así el Galaxy, la alternativa razonable para los que buscan el mismo tipo de vehículo pero con unas connotaciones más ruteras y racionales. En este caso la carrocería del modelo del óvalo mide 5 centímetros más, lo que nos permite disponer de algo más de espacio interior y de maletero. El precio es muy similar al S-Max.
LA CLAVE: El dúo Galaxy S-Max es de ese tipo de coches por los que parece que no pasa el tiempo. Es cierto que hay opciones más modernas y bonitas, pero imposible encontrar alternativas de siete plazas con este nivel de equipamiento y a este precio de venta. Todo ello con etiqueta ECO.