El segmento de los SUV de lujo de altas prestaciones tiene una importante presencia en el mercado; de hecho, se podría decir que vivimos una edad dorada: Aston Martin DBX, Audi RS Q8, Lamborghini Urus, BMW X5/X6 M Competition, Mercedes-AMG GLE 63 S… Se trata de modelos destinados a un tipo de cliente que no mira el dinero ya que, simplemente, busca lo mejor. Porque, desde un punto de vista lógico, no tienen demasiado sentido, más aún existiendo una categoría inmediatamente inferior donde encontramos, entre otros, al SQ8 TFSI de esta prueba.
Fijémonos en los fríos números. Un Audi RS Q8 tiene un motor 4.0 V8 biturbo de 600 CV; el SQ8 también, aunque con 507 CV. El más potente acelera de 0 a 100 km/h en 3,8 segundos; nuestro protagonista lo hace en 4,1 segundos. La diferencia de precio entre ambos es de unos 34.000 euros, más o menos lo que cuesta un Q2 ‘sencillito’. ¿Realmente lo vale? Objetivamente, no; pero como ya hemos dicho anteriormente, al cliente de este tipo de coche no le importa.
Antes de entrar en materia, un pequeño inciso: hace apenas un mes, Audi presentó el primer restyling del este modelo, que ya está a la venta e incorpora ligeros cambios estéticos y en el equipamiento. La unidad de las imágenes aún no lo incorpora, si bien desde el punto de vista de chasis y motor no hay cambios. Sí hay una diferencia importante, y es que el modelo 2024 lleva de serie llantas de 22 pulgadas, en vez de 21”. En cualquier caso, el que ves en las imágenes tiene unas opcionales ¡de 23 pulgadas!
Así es pasar una semana con un Audi SQ8
Porque todo en este SQ8 es excesivo. He tenido la oportunidad de convivir con él en numerosas circunstancias, y puedo asegurar que no es muy amigo de los lugares estrechos. No porque no maniobre bien, que lo hace (gracias en gran parte al sistema de dirección a las cuatro ruedas, que es de serie), sino porque su anchura de 2 metros, sin incluir los retrovisores, pone a prueba la idoneidad de muchas plazas de aparcamiento. Algo muy a tener en cuenta los lugares donde estacionas no son especialmente amplios.
En cuanto a longitud (poco más de 5 metros) y altura (1,71 metros) no hay problema. El acceso al habitáculo es cómodo, incluso con la suspensión neumática en el modo más alto. En este sentido, no estaría mal la posibilidad de poder ajustar la altura independientemente del modo de conducción elegido, algo que sí es posible en otros modelos de la competencia.
En el Q8, cuando tiene que acceder al coche alguien de baja estatura o con problemas de movilidad, la mejor solución es el seleccionar el modo Dynamic, que la rebaja al máximo. Otra opción, quizá más lógica, es abrir el maletero y bajar empleando un botón al efecto, aunque en este caso sólo se reduce la altura de la parte trasera.
Eso sí, una vez en marcha, el pasaje agradecerá mucho que cambies de modo, porque en el Dynamic la suspensión se endurece hasta un punto que no se espera de un modelo así. Si a ello le sumamos los neumáticos de perfil bajo (285/35 R23), cada bache se traslada al habitáculo como si no existiese el filtro de la amortiguación.
En el resto de modos tampoco es que sea una alfombra voladora, pero el nivel de comodidad es más que razonable teniendo en cuenta su corte deportivo. En cuanto a la insonorización, es simplemente extraordinaria; quizá demasiado, ya que el sonido del V8 pasa prácticamente desapercibido desde el habitáculo. Una gran parte de la responsabilidad recae en unos cristales dobles para las ventanillas, que forman parte del equipamiento de serie.
Un motor poderoso que puede gastar menos de lo que crees
Uno de los grandes atractivos de este SQ8 respecto al resto de la gama ‘convencional’ es el bloque 4.0 V8 biturbo. En esta configuración de 507 CV, proporciona un empuje sensacional, progresivo y nada violento. No hay circunstancia en la que puedas echar en falta más potencia, y eso que hablamos de un modelo de supera los 2.300 kilogramos en orden de marcha.
Y, además, puede gastar poco si te lo propones. A diferencia de los modelo RS, los S cuentan con un modo Efficiency que prioriza el gasto de combustible. Hemos realizado un viaje por autovía de unos 550 kilómetros, con cuatro personas a bordo y su respectivo equipaje de fin de semana, y el ordenador de bordo ha reflejado un consumo medio de 10,5 litros cada 100 kilómetros. Desde un punto de vista general puede parecer mucho, pero para el coche que es resulta un dato excepcional y obtenido sin trucos, más allá de seguir el decálogo de una conducción eficiente.
Además tenemos la ventaja de contar con un depósito grande, con 85 litros, de modo que la autonomía teórica podría rondar los 800 kilómetros. Y este SQ8 no pone inconvenientes para repostar gasolina de 95 octanos.
¿Cuáles son las alternativas al Audi SQ8 TFSI?
Lo cierto es que en este segundo escalón de SUV deportivos, los más ‘lógicos’ la oferta no es muy amplia. La principal alternativa al SQ8 es el BMW X6 M60i xDrive, que presenta dos ventajas principales: es más potente (530 CV) y cuesta menos (desde 125.900 euros) con un equipamiento de serie similar. La alternativa de Mercedes-AMG es el GLE 53 4Matic+, que se queda bastante descolgado en potencia (435 CV) y, sobre todo, apuesta por un ‘modesto’ 3.0 de seis cilindros.
Más allá de las tres marca alemanas hay un desierto de modelos V8 equiparables, ya que las otras opciones recurren a la hibridación enchufable para lograr una potencia comparable, como es el caso del Range Rover Sport P460e o el recién llegado Porsche Cayenne Coupé S E-Hybrid. En el otro extremo, el Aston Martin DBX, también V8, es superior en potencia (550 CV) y está muy por encima en precio (unos 210.000 euros), incluso en comparación con el RS Q8. Vamos, que juega en otra liga.
En definitiva, si eres de los creen que en el medio está la virtud y tienes un presupuesto en torno a los 150.000 euros, el Audi SQ8 es, con permiso del BMW X6 M60i, el mejor camino que puedes tomar.