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Prueba del Audi S4 Avant: El diésel infiltrado

El Audi S4 es el diésel más potente de cuantos Audi comercializa en la actualidad y el único modelo ‘S’ que no tiene un motor de gasolina. En realidad, es una rareza aún mayor, ya que mientras que en el resto del mundo el Audi S4 se comercializa con un motor V6 3.0 TFSI de 354 CV y 500 Nm, bajo el capó de los Audi S4 europeos encontramos el que probablemente será el canto del cisne del motor V6 3.0 TDI. Y aunque los más puristas puedan pensar lo contrario, lo cierto es que los europeos salimos ganando con el cambio.

Disponible con carrocerías Sedan (berlina) y Avant (familiar), el Audi S4 es, en realidad, una versión especialmente puesta a punto del A4, con ajustes específicos en su bastidor que hacen que, si realmente disfrutas al volante, percibas este vehículo como algo completamente diferente al A4 convencional.

No es que el A4 vaya mal. Lo sorprendente es que el Audi S4 ofrece un tacto claramente más deportivo sin renunciar a un nivel de confort equiparable al de cualquiera de sus hermanos menores. La única contraprestación de elegirlo frente a ellos es su mayor precio. Todo lo demás son ventajas.

Audi S4 TDI prueba pablo j poza 1 Motor16

El olvidado motor V6 3.0 TDI del Audi S4

Comenzando por el motor, estamos ante una joya mecánica que desarrolla 700 Nm a 1.750 r.p.m. y los mantiene hasta las 3.250 vueltas, un régimen muy elevado para que un diésel se encuentre en su zona de máxima eficiencia. Evidentemente, este rango tan amplio se debe a que el par máximo está limitado para proteger la transmisión y contribuir a que la sensación de aceleración sea mayor, ya que si el motor diera sus máximas prestaciones a medio régimen, nos parecería que gira peor en alta.

En cualquier caso, con este torrente de par motor se logran 341 CV en un rango de revoluciones de entre 3.800 y 3.950 r.p.m. El motor ofrece una agradable sensación de potencia y progresividad cuando sube de vueltas, pero lo mejor es su baja latencia cuando pisamos el pedal del acelerador en situaciones de baja carga y bajas revoluciones. No es que no haya lag, pero es muy inferior (en tiempo) al habitual en cualquier otro turbodiésel de gran rendimiento.

El principal responsable es un pequeño compresor eléctrico incorporado al motor. Y es que en el Audi S4 el turbocompresor de geometría variable recibe la inestimable ayuda de un revolucionario compresor movido por un motor eléctrico de 7 kW (9,5 CV) en lugar de emplear los gases de escape.

Audi S4 TDI prueba pablo j poza 3 Motor16

Así, cuando éstos escasean (en las mencionadas situaciones de bajas revoluciones y baja carga), el compresor eléctrico se conecta, permitiendo sobrealimentar el motor de forma inmediata a base de gastar parte de la electricidad acumulada en una pequeña batería de iones de litio de 0,5 kWh ubicada bajo el piso del maletero. Según Audi, en 0,3 segundos es capaz de rodar a 65.000 r.p.m., generando la sobrealimentación necesaria para reducir el lag de forma notable.

Como el problema de la falta de respuesta en baja queda resuelto, es posible montar un turbo más “gordo” y obtener el extra de caballos que da este TDI, y como tenemos una  batería en el maletero, podemos alimentar también una máquina eléctrica de 8 kW (casi 11 CV) refrigerada por agua y conectada al cigüeñal mediante correa que actúa como generador y motor de arranque (ISG), lo que permite al Audi S4 convertirse en un híbrido ligero y disfrutar de la etiqueta Eco de la DGT.

Hay además un sistema common-rail de 2.500 bares, una presión máxima de sobrealimentación de 2,4 bares, y muchos componentes han sido específicamente reforzados para soportar el mayor rendimiento de este motor; entre ellos el cigüeñal, los pistones y las bielas.

Son también específicos el sistema de lubricación, de mayor capacidad, el de refrigeración (en el que se integran los nuevos componentes) y hay una compleja “fontanería” para aprovechar al máximo los gases de escape y poder “llenar” eficientemente el nuevo turbocompresor sobredimensionado que, por supuesto, cuenta con álabes de geometría variable.

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Con todo ello, la enésima evolución de aquel motor V6 3.0 TDI estrenado en 2004 por el Audi A8 (D3) es una auténtica fábrica de prestaciones a la vez que un propulsor tremendamente eficiente. En autopista, a velocidades de crucero legales, podemos bajar de los seis litros cada 100 km, mientras que yendo ágiles en una mezcla de escenarios nos conformaremos con algo más de ocho litros. Y, por si fuera poco, su sonido de escape logra un timbre atractivo, muy deportivo, sin llegar a mostrar una intensidad que lo haga molesto. No dejarás de comprar este Audi S4 porque suene a diésel.

Las diferencias definitivas del Audi S4 con respecto a los demás A4

El motor V6 TDI, montado en posición delantera longitudinal, va acoplado, mediante convertidor de par, a una caja de cambios automática convencional, de engranajes planetarios y ocho velocidades. A su salida se reparte el par de forma permanente entre los dos ejes, gracias a un árbol de transmisión convencional que lleva el par al tren trasero y a un semieje integrado en la propia caja de cambios que conecta con el diferencial delantero.

En el resto de A4, el cambio es de engranajes convencionales alineados en dos ejes acoplados por sendos embragues de discos, y la tracción al tren trasero se conecta mediante un embrague de garras, como un interruptor, cuando es necesaria.

La caja de cambios del Audi S4 contribuye al funcionamiento sedoso del vehículo; funciona de manera impecable tanto en modo D como en el programa deportivo y, por supuesto, si decidimos manejarla de forma secuencial.

No está tan bien afinado el funcionamiento “a vela”. Si seleccionamos el modo Efficiency y circulamos a una velocidad constante, el sistema elegirá entre llevar el cambio acoplado en la marcha más larga posible, ponerlo en punto muerto e incluso apagar el motor para aprovechar la inercia (por ejemplo, cuando circulemos por una autopista con una pendiente favorable).

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Esto se traduce en que, si seleccionamos el control de crucero, el mencionado modo Efficiency y fijamos la velocidad en 120 km/h, recurrentemente veremos cómo el cambio pasa de D8 a D (ahí es cuando se pone en punto muerto), la velocidad desciende rápidamente hasta 114 km/h, el cambio vuelve a conmutarse a D8, el vehículo acelera hasta 121 o 122 km/h y, al cabo de poco tiempo, la operación vuelve a repetirse, forzándonos a renunciar al modo Efficiency para seleccionar el programa Comfort y evitar esta montaña rusa de velocidades.

Y es que circular con el control de crucero es la única forma de evitar sorprenderse viajando a 150 km/h o más de forma completamente inadvertida en un clima de absoluta tranquilidad y confort.

El Audi S4 es una fantástica máquina de viajar por autopistas y todo tipo de carreteras. Su compromiso entre estabilidad y confort es sobresaliente. El tacto de la dirección, el mordiente de los frenos y la rápida respuesta de las suspensiones, que son firmes pero nunca incómodas, constituyen un cóctel difícil de mejorar.

Quizá los conductores que busquen ese “más allá” del límite de adherencia prefieran el comportamiento más sobrevirador de un BMW Serie 3, pero a día de hoy no hay otra berlina o familiar diésel que ofrezca la respuesta y el dinamismo de este Audi S4.

¿Merece la pena desembolsar los 82.710 euros que cuesta este Audi S4 Avant? Si tenemos en cuenta que estamos ante un vehículo de representación, bien equipado, que baja de los cinco segundos en el “cero a 100” y que nos permite viajar en familia con el máximo confort, la respuesta es un rotundo “sí”.

Si pensamos simplemente que estamos pagando un suplemento de 25.000 euros respecto a un A4 40 TDI Avant quattro de 204 CV por un motor más potente, unas pinzas de freno de seis pistones y unos muelles 23 milímetros más cortos, seguramente pensemos que no merece la pena. Pero si tienes la oportunidad de ponerte al volante de ambos modelos y realmente disfrutas conduciendo, entenderás rápidamente que ese sobreprecio está más que justificado.