El Toyota BZ4x es el primer modelo 100 % eléctrico de producción en serie del fabricante japonés, que ha decidido seguir apostando con fuerza por sus sistemas de propulsión híbridos mientras diversifica su oferta por el mero hecho de no colocar todos los huevos en la misma cesta. Así, además de su legión de híbridos, Toyota sigue comercializando automóviles de gasolina sin electrificar (tanto para las versiones de acceso de sus automóviles como para las más radicalmente deportivas), diésel (en el caso de sus todoterrenos y comerciales), algún híbrido enchufable, exóticas propuestas de hidrógeno y este 100 % eléctrico Toyota BZ4x.
Dentro de la gama del Toyota BZ4x hay dos sistemas de propulsión y otros tantos acabados. El más sencillo (200E) consta de un único motor de 266 Nm y 204 CV ubicado en el tren trasero, mientras que el de mayores prestaciones (220E) dispone de un motor eléctrico de 169 Nm y 109 CV en cada tren motriz, totalizando 336 Nm y 218 CV. En cuanto a los acabados, el Toyota BZ4x puede elegirse con terminación Advance o Style Plus, en ambos casos con cualquiera de los sistemas de propulsión disponibles.
El Toyota BZ4x Advance 200E 4×2 está disponible desde 42.000 euros
En esta ocasión vamos a probar la variante más asequible, que combina el acabado Advance con el motor único de 204 CV, combinación que se ofrece desde 42.000 euros, por lo que el vehículo es susceptible de beneficiarse de las ayudas del plan Moves III. La única opción disponible es la pintura. Así que, en el caso de no querer el coche en color negro Classic, deberemos pagar un sobreprecio de entre 650 euros y 875 euros, como es el caso de nuestra unidad, acabada en Rojo Emoción.
También es posible aumentar la factura contratando, por 700 euros, cuatro años de suscripción a Toyota Smart Connect, y no falta en la oferta un buen puñado de accesorios, incluidos una práctica nevera, soportes para tabletas en las plazas traseras, diferentes accesorios para el almacenaje, cargadores y cables.
Dicho esto, el Toyota BZ4x Advance 200E 4×2 no es uno de los modelos eléctricos más asequibles, pero tampoco se encuentra entre los más caros. Entre el total de vehículos de un tamaño similar –el Toyota BZ4x mide 4,69 metros– contamos con opciones mucho más asequibles como el MG5 con motor de 177 CV y batería de 50,3 kWh, que se ofrece desde casi 10.000 euros menos. Por su parte, con sólo 136 CV y batería de 50 kWh, el Citroën ë-C4 X cuesta 34.040 euros.
No obstante, si queremos un formato puramente SUV, lo más asequible es el MG Marvel R con un motor trasero de 179 CV y batería de 70 kWh. La siguiente opción es un interesante BYD Seal U Comfort, que ofrece también un único motor, con 218 CV y una batería de 71,8 kWh. Éste sí es un rival directo del Toyota BZ4x Advance 200E, pero su precio se acerca ya mucho al del japonés, con una tarifa de 41.080 euros.
El Tesla Model Y se coloca 1.000 euros por encima del japonés, y a partir de aquí los precios van subiendo cuando nos acercamos a modelos como el Kia EV6 –desde 44.950 euros–, Volkswagen ID.5 (46.720 euros), Skoda Enyaq (47.400 euros) o Hyundai Ioniq 5 (48.520 euros).
Así es el Toyota BZ4x Advance 200E 4×2
Así que Toyota tiene un SUV eléctrico de tamaño medio con un precio alineado con el de sus rivales, con algunos modelos por debajo y numerosos modelos por encima, pero ¿merece la pena decantarse por el japonés?
Lo cierto es que el vehículo tiene buenos argumentos a su favor. Su diseño futurista –algo que no es en sí mismo positivo ni negativo– da paso a un habitáculo muy amplio, gracias a una gran distancia entre ejes (2,85 metros) que permite alejar las dos filas de asientos. Esto, en realidad, es algo habitual en las plataformas exclusivas para automóviles eléctricos, que han de hacer el mayor sitio posible para “empaquetar” sus baterías bajo el piso, entre los ejes, sin que su altura sea demasiado voluminosa y obligue a elevar en exceso el piso del habitáculo.
En este sentido, Toyota ha hecho bien su trabajo con el BZ4x, que ofrece 71,4 kWh de capacidad bruta y un interior que, como hemos comentado, resulta amplio y muy despejado, casi como si se tratara de un prototipo futurista más que de un automóvil de producción.
Hay, no obstante, concesiones al diseño que van en contra de la ergonomía, como el cuadro de mandos ubicado sobre el volante, una solución que, en mi caso, obliga a llevar el volante más bajo de lo que me gustaría (o el asiento más alto) y, aun así, encontrar molesto que la parte superior del aro tape ligeramente la parte inferior del cuadro.
Por otra parte, la base del asiento trasero va muy cerca del piso, lo que se compensa parcialmente con la buena distancia para las piernas, que permite que éstas no tengan que ir encogidas. También puede resultar incómoda la ausencia de guantera, y hay algunos mandos que requieren de un cierto periodo de adaptación, pero en general todo está a mano, tiene buen tacto y funciona correctamente.
Así va el Toyota BZ4x Advance 200E 4×2
Nos ponemos en marcha y encontramos las sensaciones habituales en un automóvil eléctrico. Hay una respuesta inmediata, progresiva y generosa al acelerador, la dirección se mueve con suavidad, el eje delantero va por donde tiene que ir y los frenos ofrecen un buen mordiente, aunque la transición entre la frenada regenerativa y la hidráulica puede ser perceptible en determinadas situaciones.
Las suspensiones permiten mantener un buen nivel de confort sin que el vehículo cabecee o se balancee en exceso y, aunque no es un automóvil que incite a circular con mucho dinamismo, sí permite ir rápido manteniendo una gran sensación de seguridad.
No obstante, en general será la batería la que imponga el ritmo, ya que el Toyota BZ4x no está entre los eléctricos que menos consumen. Si bien es cierto que esta variante con un solo motor es capaz de estirar la batería en unos 25 o 30 kilómetros respecto a la variante de tracción total, la verdad es que los 436 kilómetros de autonomía WLTP prometidos están muy lejos de ser reales, y tendremos que esforzarnos para acercarnos a los 300.
Por otra parte y teniendo en cuenta que, si viajamos, nos va a tocar sí o sí hacer alguna que otra pausa junto a un cargador rápido, hay que reconocer que los 150 kW de potencia que el Toyota BZ4x admite como potencia pico a corriente continua permiten recuperar kilómetros de autonomía a buen ritmo.
Así que, en general, hemos encontrado un vehículo muy equilibrado, con un precio bastante competitivo y la garantía que siempre ofrece estar comprando un Toyota frente a la incertidumbre que nos plantean los productos de todas las nuevas marcas que han desembarcado en el mercado durante estos últimos años.
Dicho ésto, ¿merece la pena renunciar a la tracción y las posibilidades que otorga fuera del asfalto? Obviamente es algo que tendrá que decidir cada usuario. Desde mi punto de vista, por 3.000 euros más, yo prefiero contar con dos motores y tracción total. El vehículo ofrece, en ese caso, una motricidad sorprendente, y nos va a permitir aventurarnos por caminos rotos, embarrados, nevados, con bancos de arena o fuertes subidas, aunque sea de forma ocasional. Está claro que el BZ4x no es un todoterreno, pero te sorprenderá lo que es capaz de hacer.